Sara Carbonero comparte orgullosa una imagen de su hijo mayor, Martín, que sigue los pasos de su padre en el fútbol

Días después de compartir un vídeo desde el hospital, Sara Carbonero ha viajado hasta Xilxes (un municipio de Castellón, Comunidad Valenciana) por un muy buen motivo. La comunicadora reaparecía hace unos días desde el interior de una habitación de una clínica (todo apunta a que se trata de la CUN, en donde estuvo ingresada durante un tiempo), en donde compartió una reflexión sobre "las buenas noticias en esas cuatro paredes". Entonces, se desconocía el motivo por el que la expareja de Iker Casillas se encontraba en este lugar pero, pasados los días, la madrileña ha publicado en sus redes -en donde acumula más de tres millones de seguidores- que se ha trasladado hasta esta playa de la Costa Azahar para acompañar a uno de sus hijos a un evento deportivo. ¡Te lo contamos!

Días después de su sorprendente vídeo en el hospital

Si por algo se caracteriza Carbonero es por la discreción en la que siempre ha llevado su vida privada (así como la de sus hijos, Martín y Lucas). Sin embargo, ahora no ha podido evitar compartir su orgullo con su primogénito, Martín, que parece seguir los pasos de su padre en el fútbol. A través de stories de Instagram, la periodista ha subido una foto de su hijo mayor en la que muestra la admiración por su primogénito. De hecho, no ha dudado en viajar hasta Castellón para verle jugar en su equipo.

Por su parte, la expareja de Casillas, ha aprovechado la ocasión para pasar tiempo con ella misma en la playa, tal y como ha relatado en una publicación de su cuenta personal: "Mi mala orientación (conocida por todos los míos), me hizo despistarme de la pandilla de padres y madres maravillosos que he conocido gracias al mundo fútbol/torneos de los peques y aparecer sola en una playa preciosa de Xilxes. Y cuando digo sola, es que conté cuatro personas en total".

En estas líneas, la comunicadora ha vuelto a sacar su lado más creativo para describir cómo vivió este momento en solitario en la orilla del mar para "contemplar y respirar": "Ya la en orilla, mereció mucho la pena meter los pies en el agua pese al frío y caminar sobre las piedras, buen ejercicio para la circulación pero peligroso si el equilibrio tampoco es tu punto fuerte (...). También considero un tiempo bien invertido el de los malabarismos para colocar el móvil, apoyado en una de las botas que me había quitado con el temporizador para tener alguna prueba gráfica. Como estaba a punto de anochecer y la luna asomaba alargué un ratito más mi “retiro” para contemplar la “mangata” o reflejo, similar al camino que deja la luna en el agua".