Belonefobia, el trastorno que sufre Anita Williams y que podría impedirle hacer vida normal tras Supervivientes

Han pasado tres días desde que la última edición de ‘Supervivientes’ llegase a su final teniendo a Montoya, Anita Williams, Álvaro Escassi y Borja González como finalistas, siendo este último el que consiguió proclamarse ganador del concurso. Los supervivientes han pasado más de cien días en el reality y 102 días desde que La Palapa de Honduras prendiese sus antorchas y diese la bienvenida a los nuevos concursantes que, tras enfrentarse a diferentes pruebas de fuerza y agilidad, solo cuatro pudieron convertirse en los grandes finalistas. Tras dar por terminada el concurso, los concursantes no solo han ajustado las cuentas pendientes con sus excompañeros, sino que también han podido darse cuenta del gran cambio físico que han experimentado durante su estancia en Cayos Cochinos.

La vuelta a la vida normal después de haber estado ‘asalvajado’ como diría Escassi a veces no resulta nada fácil, sobre todo si sufres algún tipo de trastorno de ansiedad como le ocurre a Anita Williams.

¿Qué es la belonefobia y qué consecuencias tiene?

Al finalizar el concurso, todos los participantes deben realizarse un chequeo médico rutinario y Anita antes de entrar a hacérselo habló con sus seguidores confesándoles que sufre belonefobia, que se conoce comúnmente como miedo a las agujas. Según HM Hospitales, la belonefobia es “un trastorno de ansiedad que provoca un miedo intenso y desproporcionado ante la idea de someterse a inyecciones, extracciones de sangre y otros procedimientos médicos que impliquen el uso de objetos punzantes”.

Por lo que un simple análisis de sangre puede suponer un verdadero “trauma” para quienes la padecen. “Para quienes padecen este trastorno, enfrentarse a una situación de este tipo puede ser una experiencia aterradora y altamente estresante, con consecuencias que pueden afectar significativamente a su bienestar físico y emocional", señalan desde el mencionado centro médico.

Entre las consecuencias que puede tener sufrir esta fobia en los pacientes está: “el evitar este tipo de situaciones médicas, rechazando vacunas, análisis de sangre o tratamientos intravenosos, lo que puede derivar en diagnósticos tardíos o deterioros de la salud ante la falta de controles o a la ausencia de medidas preventivas”. Desde HM Hospitales también señalan el impacto emocional: “la fobia puede generar sentimientos de vergüenza, aislamiento o frustración, lo que afecta la autoestima y el bienestar psicológico del paciente”.

Y entre las reacciones fisiológicas severas están los desmayos o mareos “debido a la respuesta vasovagal, lo cual puede ser peligroso en situaciones no controladas”. “Os juro que no se me fue la fobia ni siendo madre”, decía Anita mientras se realizaba el control médico.