{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
"¿Qué os pensáis, que yo soy, como he dicho en alguna ocasión, un robot? ¿Que yo no he formado mi familia? Claro que la tengo, desde hace 23 años". Estas palabras pronunciadas por María del Monte en el pregón del Orgullo de Sevilla son de un calado histórico. En primer lugar, por supuesto, para ella, que lleva décadas teniendo que esquivar cualquier pregunta de índole personal o sentimental, excusándose siempre en que su intimidad era "simplemente" suya. También para el colectivo LGTBIQ+, que desde ya ha ganado un nuevo referente con el que dar visibilidad a su causa, que a partir de ahora llegará con más fuerza a generaciones y territorios donde seguía y sigue siendo un tabú.
Basta con echar un vistazo a las decenas de fotos y vídeos que desde anoche inundan Twitter para palpar la satisfacción que sintió María del Monte al dar este paso al frente. Tanto a su llegada en una carroza mientras era vitoreada por su público como en los momentos posteriores a su discurso, cuando bailó a ese otro icono del colectivo que es Cher y su ‘Believe’. Pero si hay un momento a descansar de la tarde de este jueves, ese ha sido en el que, después de manifestar que se siente una afortunada por haber encontrado al "amor de su vida", ha decidido presentarla.
"Jamás en la vida me he escondido de nadie ni lo voy a hacer por amar. Nunca. Nunca", ha querido dejar claro. "¿Cómo me voy a esconder yo de eso? ¿Estoy loca? ¿Soy una inconsciente?" Eso sí, consciente de que no es lo mismo ser "mecanografa" que ser María del Monte, estos 23 años que lleva a su lado ha intentado "protegerla". Tanto a su novia, que subió al escenario para bailar junto a ella y celebrar el amor libre, como a su familia, de la que ella también forma parte.
"No quiero es que la gente a la que quiero sufra. Pero quiero que sepáis, antes de bajarme de aquí, que soy una persona más de todos los que estamos aquí y de todos los que forman parte del mundo. Y, por supuesto, mi pareja esta noche está aquí", ha declarado orgullosa, con todo el significado que implica esta palabra.
La magnitud de ver a una artista de su trayectoria enfundada en una bandera multicolor de lunares solo se entiende si le damos contexto. Algunos dirán que su orientación sexual, pese a ser a una cuestión estrictamente privada, era vox populi. Pero quizá no se acuerdan de la infinidad de momentos incómodos que María ha vivido a lo largo de su extensa carrera cuando la preguntaban, en ocasiones con cierta mala intención, sobre su situación sentimental.
Muchas veces contestaba alegando que eso formaba parte de su intimidad. En este último tiempo, en el que la hemos escuchado verbalizar que está enamorada, o utilizaba el término ‘pareja’ o evitaba utilizar palabras que contasen con un sufijo femenino. Pero eso se acabó.
El clamor de las redes es celebrar Del Monte es (más) libre a los 60, al menos en lo que atañe a su faceta pública. Porque una sale del armario, cogiendo lo bueno de esta expresión más que arcaica, cuando puede. O cuando quiere. O ambas. Y a ella le ha tocado hacerlo ahora. Brava, María. Y gracias.