Agotamiento, dejadez o indiferencia: los síntomas del estrés laboral que no debes pasar por alto

El estrés laboral es una realidad que afecta muchísimas personas en su día a día. El síndrome de Burnout o “trabajador quemado”, del que seguramente hayas oído hablar, hace referencia a ese estado de agotamiento mental y físico cuya causa es el trabajo. Se trata de un proceso lento, apenas perceptible en un principio. Por eso, antes de que se vuelva crónico y afecte realmente a tu vida. es importante conocer los síntomas del estrés laboral que no debes pasar por alto. Pueden estar causados por el tipo de trabajo, el ambiente que hay o las presiones del jefe, pero sean cuales sean los motivos, hay que hacerles frente para acabar con esa situación. 

Las causas que provocan el estrés laboral pueden ser de distinta índole, como hemos comentado, y puede tratarse de una sola o coincidir varias al mismo tiempo. Antes de ver cuáles son los síntomas del burnout, piensa si es posible que en tu trabajo sientas mucha sobrecarga, falta de actividad, condiciones poco seguras, problemas para conciliar con la vida personal, acoso, tensiones con jefes o compañeros, o falta de reconocimiento. Cualquiera de estas condiciones es el caldo de cultivo perfecto para que sientas un estrés de tipo laboral que se manifiesta así: 

Agotamiento físico

Nuestro cuerpo no pasa por alto el estrés de cualquier tipo, y mucho menos cuando este es continuado. El estrés laboral afecta a nuestra salud física y provoca un agotamiento que es incuestionable, y que puede traducirse en fatiga, pérdida de apetito o aumento de peso. Además, pueden aparece problemas gastrointestinales, migrañas, dolor muscular y alteraciones en la menstruación.

Agotamiento mental

El agotamiento mental que produce el estrés laboral se manifiesta muy a menudo a través de la ansiedad, que se siente no solo cuando se está trabajando, sino también en el tiempo de ocio. Si la ansiedad no se trata puede desembocar en una depresión, que por supuesto afecta a toda nuestra forma de vida. Por el camino, es frecuente sentir apatía, pocas ganas de relacionarse con el entorno e insomnio. 

Actitud indiferente

Es una cuestión de supervivencia la que lleva a la indiferencia con el entorno cuando se sufre estrés laboral. Se trata de un desapego que comienza a mostrarse, en primer lugar, hacia las personas que están relacionadas con nuestro trabajo. Pero es una actitud que no tarda en extenderse a los familiares amigos. El trato se vuelve duro, distante y hay predisposición a enfadarse sin motivo. 

Desciende la productividad

El estrés laboral provoca la inevitable desmotivación hacia el trabajo que se realiza. Puede que en un primer momento no se refleje de manera visible en la productividad, pero es cuestión de tiempo que esta comience a descender. La desidia no voluntaria termina por provocar olvidos no intencionados, tareas inacabadas o mal resultas, fallos constantes… Concentrarse para ser eficiente es cada vez más difícil, por lo que el trabajo se acumula y, por lo tanto, el estrés laboral no hace otra cosa que aumentar.