Los riesgos de usar Ozempic o Mounjaro antes de planear un embarazo: "Se recomienda suspenderlos"
Una médico y un nutricionista explican cómo planificar la concepción, prevenir riesgos y mantener una nutrición adecuada antes de buscar bebé
La verdad detrás de usar Ozempic: "Nunca debería utilizarse en quienes solo necesitan perder 5 o 10 kilos"
Con la proliferación de inyectables para adelgazar, los famosos medicamentos que tanto se comentan últimamente y entre los que están Ozempic, Mounjaro y Wegovy, seguramente muchas mujeres que quieran perder peso se hayan planteado usarlo. Y entre ellas, puede que alguna, además quiera quedarse embarazada. ¿Tiene riesgos?
Hay mujeres que realmente necesitan perder peso para mejorar sus posibilidades de concebir y su salud durante el embarazo. Entonces… ¿es siempre mala idea recurrir a este tipo de tratamientos? Para salir de dudas, hemos hablado con dos voces expertas: la doctora Eva García Hervias, directora de la Clínica Lunik, especializada en Medicina Estética Integral (con una Unidad de Nutrición Avanzada Integral y una Unidad de Ginecología), y Rubén Bravo, nutricionista en Clínica Evolution, de Madrid.
Los riesgos de usar Ozempic o Wegovy en mujeres que buscan ser madres
En la práctica clínica, los médicos son muy cautelosos con el uso de GLP-1 y GIP, dos tipos de hormonas incretinas producidas en el intestino que juegan un papel importante en la regulación de los niveles de glucosa en sangre y el apetito, en mujeres que buscan ser madres. Los estudios en animales han mostrado toxicidad reproductiva, incluyendo malformaciones y restricción del crecimiento fetal, y en humanos los datos son insuficientes. Según Eva García Hervías, “las agencias reguladoras como la FDA y la EMA recomiendan suspender estos tratamientos antes de un embarazo planeado. La semaglutida [la doctora se refiere a fármacos como Ozempic y Wegovy] por ejemplo, necesita interrumpirse al menos dos meses antes debido a su vida media prolongada, mientras que la tirzepatida [como es el caso de Mounjaro] requiere suspenderse al menos un mes antes y la liraglutida [Saxenda] puede considerarse justo antes de la concepción”.
Los riesgos no desaparecen si el embarazo no está planificado. “El transporte de nutrientes a través de la placenta puede alterarse y el bajo peso fetal o ciertas malformaciones congénitas se han asociado con niveles anormales de glucosa”, explica la doctora Eva García Hervias. En casos de mujeres con diabetes tipo 2 que quedan embarazadas, “los especialistas suelen recomendar suspender los agonistas GLP-1 y optar por insulina como tratamiento de control glucémico. Además, estos medicamentos pueden interferir con los anticonceptivos, especialmente la tirzepatida, que retrasa el vaciamiento gástrico y puede afectar la absorción de la píldora”, agrega la directora de la Clínica Lunik, de Pozuelo de Alarcón.
La desnutrición puede afectar al embarazo
La pérdida de peso puede mejorar las posibilidades de embarazo, sobre todo en casos como el síndrome de ovario poliquístico. “En clínica vemos mujeres que recuperan la ovulación tras adelgazar con estos tratamientos, incluso sin buscarlo”, comenta García Hervias.
Sin embargo, el nutricionista Rubén Bravo de Clínica Evolution advierte de un riesgo menos evidente: la desnutrición. “A veces se come tan poco que no se alcanzan los mínimos de proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales. Esto puede alterar funciones clave y dificultar el embarazo”.
Su recomendación es clara: “eliminar ultraprocesados, harinas refinadas y precocinados, e incluir proteínas magras como pollo, pavo o cortes magros de ternera y cerdo, pescados ricos en omega 3 como salmón o sardinas, y muchas verduras y frutas a diario”. También “se pueden valorar suplementos que ayuden a reducir la ansiedad y el estrés o que mejoren la fertilidad”, añade.
Para evitar el efecto rebote, el nutricionista “evaluar la dieta seguida durante el tratamiento y adaptarla poco a poco a una alimentación equilibrada, incorporando alimentos antes restringidos y aumentando gradualmente las cantidades”. Y es que “una de las características fundamentales de los inyectables adelgazantes es que al reducirse el apetito se come menos”, explica, por eso la transición debe ser cuidadosa.
La doctora García Hervias concluye con una idea clave: “No es solo perder peso. Es hacerlo dentro de un abordaje integral que tenga en cuenta la salud hormonal, la nutrición y la planificación del embarazo. Así logramos seguridad, eficacia y resultados que se mantienen en el tiempo”.