Sobrevivir a jefes y compañeros de trabajo tóxicos: "Manejarlos no es fácil, pero tampoco imposible"

Te contamos ‘el arte de navegar en aguas turbulentas’ en tus relaciones laborales con los consejos de Laura Poveda, terapeuta emocional
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Todos hemos estado ahí. Ese lugar donde el aire del trabajo parece más denso de lo normal y las reuniones dejan un sabor agridulce. Donde las miradas de reojo y los suspiros pasivo-agresivos son parte del mobiliario. Sí, hablamos de ambientes laborales con jefes o compañeros tóxicos en la oficina, esos que convierten un día normal en una pequeña prueba de resistencia emocional.
En efecto. El ambiente de trabajo puede tener un impacto profundo en nuestra vida, tanto personal como profesionalmente. Pasamos gran parte de nuestros días en la oficina, interactuando con compañeros y jefes, y, en muchos casos, estas relaciones son clave para nuestra felicidad y productividad. Sin embargo, no todas estas interacciones son positivas, y en ocasiones, nos encontramos con jefes y compañeros que crean un ambiente tóxico que afecta nuestro bienestar emocional, nuestra motivación e incluso nuestra salud. Desde la constante crítica destructiva hasta el ‘chisme’ y la manipulación, los comportamientos tóxicos en el entorno laboral pueden presentarse de muchas formas, y reconocerlos a tiempo es esencial para protegerse. Pues la toxicidad no solo disminuye la moral de un equipo, sino que también puede poner en riesgo el éxito de una empresa a largo plazo.

Según estudios recientes, el estrés crónico debido a un ambiente laboral tóxico está relacionado con problemas de salud como ansiedad, depresión, insomnio y enfermedades cardiovasculares. Por eso, aprender a identificar estas conductas y abordarlas adecuadamente es crucial para proteger nuestra salud mental y continuar creciendo profesionalmente. Por estos motivos, a continuación, vamos a explorar cómo reconocer los patrones comunes de jefes y compañeros de trabajo tóxicos, y cómo manejar estas situaciones con estrategias prácticas que te permitirán recuperar el control de tu entorno laboral.
Para ello, consultamos con Laura Poveda, terapeuta emocional. La experta nos ofrece claves para afrontar las interacciones difíciles y consejos sobre cómo generar un ambiente más saludable, tanto para ti como para tus compañeros de trabajo.

“En primer lugar, debes estar tranquila, esto no tiene por qué convertirse en tu realidad permanente”, comienza diciendo. “Primero, identifiquemos a estos seres de energía compleja. A veces son evidentes: el jefe que dirige a gritos o el compañero que siempre tiene un comentario hiriente disfrazado de broma. Pero otras veces son más sutiles: la colega que siempre parece ser víctima de todo y busca aliados para su drama, o el líder que "olvida" reconocer tus logros, pero nunca olvida señalar tus errores”, añade.
Laura señala que, una vez que los identificas, empieza el verdadero trabajo: lidiar con ellos sin perder tu centro. Comenta que, lo primero es recordar que no puedes controlar cómo actúan los demás, pero sí cómo respondes tú. “Esa es tu superpotencia. No caigas en la trampa de reaccionar impulsivamente; la toxicidad se alimenta de confrontaciones innecesarias. Mantén la calma, respira profundo y decide si realmente vale la pena involucrarte”.
Pon límites
También recomienda poner límites claros. Esto puede sonar más fácil de lo que es, pero es crucial. Cuenta que, por ejemplo, un compañero intenta arrastrarte a una polémica, o un jefe te lanza un comentario fuera de lugar, puedes ser asertiva sin ser agresiva. Algo tan simple como un “Prefiero no hablar de eso” o un “Gracias por tu opinión, lo consideraré” puede cortar de raíz muchas dinámicas desgastantes, señala.
“Y por favor, no te aísles. Busca aliados dentro del equipo, esas personas que sí entienden lo que significa trabajar en equipo y con quienes puedas desahogarte o encontrar soluciones. A veces, compartir tus experiencias con alguien que realmente escucha puede ser el bálsamo que necesitas para afrontar los días más pesados”.

¿Y qué pasa si el tóxico es tu jefe?
Laura cuenta que ahí la cosa requiere estrategia. “Primero, documenta todo: reuniones, correos, comentarios desafortunados. No porque quieras iniciar una guerra, sino porque tener pruebas te da herramientas si necesitas llevar el tema a recursos humanos o considerar otras alternativas. También intenta mantener conversaciones abiertas, dejando claro cómo te sientes y qué necesitas para trabajar mejor. A veces, aunque no siempre, la comunicación puede sorprenderte”.
Por último, la terapeuta emocional comparte un valioso consejo. “Cuida de ti. Un ambiente laboral tóxico puede hacer que te olvides de lo más importante: tú misma. Encuentra momentos para desconectar y recargar energías. Una caminata después del trabajo, un café con alguien que te haga reír, o un rato simplemente respirando y conectando contigo misma puede marcar la diferencia. Tu trabajo es solo una parte de tu vida, no toda ella”.

“Al final, recuerda que nadie puede apagar tu luz a menos que le des el interruptor. Identificar y manejar la toxicidad laboral no es fácil, pero tampoco imposible. Es un recordatorio de que, aunque no puedas cambiar a los demás, siempre puedes elegir cómo enfrentar las situaciones y proteger tu paz. Y si alguna vez sientes que has llegado al límite, nunca está de más explorar nuevos horizontes. Porque sí, mereces un entorno donde brillar sea más fácil que sobrevivir”, concluye.
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