Logo de Life Style
Life Style
Consejos

Laura Poveda, terapeuta: "La muerte de un amigo es de esas cosas que nos quiebran por dentro"

Mila Ximénez y Jorge Javier VázquezInstagram @jorgejaviervazquez
Compartir

Perder a un amigo es una experiencia desgarradora que puede sacudir profundamente nuestro mundo interior. A menudo, este tipo de duelo es subestimado en la sociedad, que suele centrarse en las de los familiares más cercanos. Sin embargo, la conexión que compartimos con nuestros amigos también es única y valiosa. ¿Cómo afrontarlo desde una perspectiva que nos ayude a llevar el duelo y, poco a poco, sentirnos mejor? Hablamos con Laura Poveda, terapeuta emocional, sobre ello.

“La pérdida de un amigo es de esas cosas que nos quiebran por dentro. Te agarra el corazón y te deja ahí, en pausa, recordando momentos y tratando de entender cómo alguien tan importante ya no está. A veces nos cuesta expresar el duelo por un amigo porque, culturalmente, parece que no está bien visto recordar desde la alegría, como si honrar a quienes ya no están solo fuera válido a través del dolor. Pero una amistad verdadera merece ser recordada con toda la risa, el cariño y la autenticidad que llenaron esos momentos compartidos”, comienza diciendo.

PUEDE INTERESARTE

La experta nos indica que hay algo poderoso en permitirse revivir esos recuerdos alegres, pues a veces pensamos que solo podemos conectar con quienes se han ido desde el silencio o la nostalgia. Sin embargo, explica que esas anécdotas, los chistes internos, esos recuerdos que son solo vuestros también son parte del legado de esa amistad. Laura comenta que “sentirlos, reír un poco o sonreír cuando los recuerdas, no quita respeto al duelo. Al contrario, lo llena de vida y amor, y eso es una de las formas más bonita de honrar su existencia”.

PUEDE INTERESARTE

También hace hincapié en permitirte llorar, reír y todo lo que esté entre medio ya que es parte de la liberación emocional. “Quizás algunos días te golpee la ausencia con fuerza, y otros días sientas paz al pensar en los buenos momentos. Date permiso para vivirlo todo, sin prisa, sin juicio. No hay una forma única de vivir el duelo, y cada emoción que sientes es válida. No tienes que mantener la compostura; aquí no hay un “bien” o “mal”: "Soltar el dolor es un proceso propio que solo tú puedes hacer, y cada paso que das, cada lágrima o sonrisa, es una forma de cuidarte en este proceso”.

Pequeños homenajes para rendirles tributo

Laura nos cuenta además que hay pequeñas rutinas diarias que pueden ayudarte a sentirte mucho mejor, como por ejemplo honrar su memoria ‘a tu manera’. “Quizás elijas escuchar tu música favorita, hacer una actividad que compartíais o sentarte a recordar mientras sostienes algo que te regaló”. No tiene que ser nada solemne o complicado, solo algo que te ayude a sentir que esa amistad sigue presente en ti, de manera auténtica. “Los amigos que nos dejan siempre encuentran la forma de quedarse en nuestro corazón, y hacer estos pequeños rituales emocionales es una manera de seguir sintiéndolos cerca, de hacer espacio para ellos en nuestro día a día”.

La terapeuta emocional continúa con una interesante reflexión. El no tener miedo a buscar apoyo cuando lo necesitemos. “Quizás te ayude a hablar con otros amigos en común, recordar juntos, o simplemente compartir tu dolor. Hablar con personas que también lo extrañan puede aliviar el peso emocional y recordarte que no estás sola... La amistad, incluso en el duelo, nos sostiene. Si en algún momento necesitas el apoyo de un experto, no lo dudes. Pedir ayuda no es señal de debilidad; es una de las cosas más fuertes y humanas que puedes hacer para liberarte de lo que llevas dentro.

Vivir sin culpa

Finalmente, incentiva sentir la vida otra vez, sin culpa. Cuando llegue un momento de alegría o te sorprendas disfrutando, recuerda que no estás traicionando su memoria. “Al contrario, en el fondo de toda amistad hay ese deseo de que el otro sea feliz. Cada risa, cada momento bonito que experimenta, es también un tributo a esa amistad. Perder a un amigo duele, sí, pero tener el privilegio de haber compartido esa conexión es una fortuna. Recordarlo con una sonrisa, en paz y sin prisas, es también una forma de llevar contigo y de honrarlo cada día. Porque, al final, recordar desde la alegría es tan valioso y humano como llorar su partida”, concluye.