¿Por qué enfermas tanto desde que eres madre?

Si tienes hijos pequeños es muy posible que además de cansada, sientas que te pones enferma cada dos por tres. Más o menos, cada vez que alguno de tus hijos tiene una de las muchas infecciones para las que parecen tener un imán: gripe, catarro, gastroenteritis, otitis, infecciones respiratorias. Si alguna vez te habías preguntado por qué enfermas tanto desde que eres madre, lo primero de todo has de saber que no eres la única y que, aunque no lo puedas, evitar, sí puedes prevenir que ocurra tan a menudo. 

Los virus de tu hijo van a ti

Hay un momento clave en el que los niños parecen querer tener un virus detrás de otro, y es cuando empiezan a ir a la escuela infantil. Allí entran en contacto con otros niños, y parece que se pasan los virus de unos a otros como si se pasaran una pelota. Y claro, una vez que el virus está en ellos, se lo llevan a casa. 

Si pensabas que la reacción del cuerpo a eso virus debería de ser mayor en ellos porque son pequeños, estabas equivocada. Aunque es muy posible que tú pasaras por los mismos virus en tu infancia, tu sistema inmunitario ya se ha olvidado de aquellos tiempos y ahora tiene que responder antes ellos como si fuera la primera vez. 

Mismos virus, diferente reacción

Y ahí no acaba todo. Aunque parezca que tu cuerpo es más fuerte que el de tu hijo, lo cierto es que el tiempo no pasa en balde, y nuestro sistema inmunitario se resiente con el paso de los años. Por lo tanto, el esfuerzo que tiene que hacer tu cuerpo para vencer a esos virus que le parecen nuevos es grande, y acabas acusando los síntomas

De hecho, hay virus que son más peligrosos cuando se contraen de adulto que cuando se es niño. Es el caso de la varicela o las paperas, que durante la infancia, por muy molestas que sean, pasan sin mayores complicaciones, pero cuando se es adulto pueden causar encefalitis. 

¿Puedo evitar ponerme enferma?

Lo cierto es que los virus llegan a nuestra vida sin que podamos hacer mucho por evitarlo, pero es igual de cierto que si tenemos un sistema inmunológico fuerte, puede que logremos esquivarlos o, al menos, reducir la intensidad de sus síntomas. ¿Y cómo se consigue fortalecer el sistema inmunológico? La respuesta está en tres pilares fundamentales que deberían acompañarnos siempre: el descanso, la alimentación y la actividad física. 

Sabemos que ser madre es complicado, sobre todo cuando los niños son pequeños, pero en la medida de lo posible debes intentar dormir lo suficiente, comer de manera sana y variada, y no renunciar al ejercicio físico. Además, hay gestos diarios, como el lavado de manos frecuente, o lavar regularmente los juguetes de tu hijo, que pueden ayudarte a mantener los virus alejados.