Un indicativo de que nuestro bebé se alimenta correctamente y su estado de salud es bueno es el peso. Por eso es lógico que si tu hijo no sube de peso según su edad, te preocupes. Puede ser que, efectivamente, tu bebé no esté aumentando todo el peso que debería, pero antes de sacar conclusiones precipitadas, hay que consultar con su pediatra, porque no siempre nos encontramos ante un problema. El peso no sube todas las semanas a la misma velocidad, y no es lo mismo que el bebé tenga un mes que seis meses.
No hay un peso exacto que nos diga cuánto debe pesar un bebé en cada momento, pero sí unos percentiles. Además del peso, miden otras variables, como la altura, y suponen una horquilla dentro de la cual los resultados de medición se consideran normales.
Las revisiones estipuladas que tienen los bebés con el pediatra son suficientes para detectar cualquier problema de pérdida o estancamiento de peso. Aunque ante cualquier duda, si notas que tu bebé pierde peso de manera repentina, lo que debes hacer es acudir a su médico lo antes posible. Pero si el peso del bebé se encuentra dentro de los percentiles marcados, no importa que sea un percentil del 90% o del 10%, estará dentro de la normalidad y lo saludable.
Puede que tu bebé aumente de peso 50 gramos una semana, y eso te preocupe mucho. Pero es muy posible que lo compense engordando 300 gramos a la siguiente. Son esos momentos en los que parecen crecer de la noche a la mañana, y si no ha habido cambios en sus rutinas diarias ni en su alimentación, todo será correcto. Además, mientras que un recién nacido aumenta de peso a toda velocidad, un bebé de seis meses lo hace a un ritmo más pausado, y esta es un tendencia que solo hace que incrementarse con el paso del tiempo.
Ahora bien, si el pediatra determina que el aumento de peso que se espera, tendrá en cuenta la salud global del bebé para determinar si hay algún problema. Para ello comprobará si hay alguna otra sintomatología destacable o indicios de enfermedad. En cualquier caso, lo más importante es no actuar por cuenta propia, ya que solo podemos crear problemas que no existen o agravar los que hay. Es decir, sigue al pie de la letra las indicaciones que te den, y no atiborres al bebé de comida o incluyas biberones de refuerzo si no está pautado por un profesional.