Ahogamiento secundario: la importancia vital de saber prevenirlo

  • El ahogamiento secundario se produce después de casi producirse el ahogamiento del niño en la piscina o en la playa, cuando todavía queda agua en los pulmones.

  • Este podrá darse unas horas, o incluso días, después de que el pequeño haya aspirado el agua y podrá tener consecuencias fatales.

Con la llegada del verano y de las largas jornadas en la playa y en la piscina, una de nuestras principales preocupaciones es la seguridad de nuestros hijos. El agua y el sol son dos factores que pueden desencadenar grandes problemas si no se le echa un ojo a nuestros más pequeños. Por eso, habrá que tomar precauciones para evitar posibles sustos y accidentes complicados. Uno de esos peligros, menos conocido, es el ahogamiento secundario. No fue hasta hace unos años cuando los padres comenzaron a preocuparse sobre este problema, a raíz de una publicación de Lindsay Kujawa, una madre que contó su experiencia en su blog.

Qué es el ahogamiento secundario

Así, despertó cierta conciencia sobre este asunto y cada vez fue ganando más notoriedad. Además, ella misma explicó que identificar los síntomas a tiempo será algo esencial para poder evitar un problema. Lo principal, ¿qué es un ahogamiento secundario? Lo primero que debemos saber es que un ahogamiento húmedo se da cuando este se produce en algún lugar con agua, como una piscina o una playa. Esto ocurre cuando el agua es aspirada por los pulmones y se pierde la capacidad de respirar bien. En algunas ocasiones, cuando casi se ha producido el ahogamiento, también se puede dar un edema pulmonar, ya que una pequeña cantidad de agua ha pasado a los pulmones. Suele producirse unas 12 o 72 horas después de tragar el agua.

Se da porque el agua permanece en los pulmones y la acumulación de fluidos va haciendo que se reduzca la capacidad del niño para respirar de forma adecuada. Los síntomas son claros. Todo se produce tras un posible ahogamiento, cuando el niño aparentemente vuelve a respirar con normalidad, y actúa de forma ordinaria. Tras observar que nuestro hijo está bien, lo más normal es que no nos preocupemos bien. Pero no, lo principal será prestar atención a aquellos síntomas que se suelen dar tras el casi ahogamiento. En un periodo de una o dos horas puede producirse este ahogamiento secundario. En algunos casos, se puede dar hasta tres días después. Por eso, será muy importante estar al tanto de la salud de nuestro hijo, aunque creamos que todo ya ha pasado.

Sus síntomas

Por eso, después de un casi ahogamiento habrá que fijarse si el niño sufre mucho cansancio, tos inusual, comportamiento extraño, dificultad para respirar y si no responde a lo que dice o está completamente desorientado y con dificultad para hablar o expresarse. Por eso, si notamos alguno de estos síntomas tendremos que acudir, de inmediato, a un centro especializado, donde le atenderá un médico y os dará las pautas a seguir. Será muy importante no obviar el tema y no acostar al niño en la cama para dormir. No deberemos pensar que se trata de mucho cansancio tras el día tan complicado. Eso sí, será muy importante diferenciar, también, entre el ahogamiento seco o el ahogamiento secundario.

Ahogamiento secundario y ahogamiento seco

El ahogamiento seco es aquel en el que hay un escaso o nulo paso de agua por los pulmones. Este se produce por un espasmo en la zona de la laringe, que provoca una apnea y secuelas pulmonares. La sintomatología puede empeorar con el paso de las horas. Por eso, será muy importante darse cuenta de los síntomas previos. También, será de vital importancia que haya una buena prevención. Para ello, los padres tendrán que prestar mucha atención a sus hijos durante las jornadas de playa y piscina y entender y ser conscientes de los riesgos que corren si no se les echa un ojo. No habrá que confiar en las capacidades de nuestro hijo, y más si es pequeño, para nada bien, ya que no sabes qué imprevisto puede surgir. Además, será una buena idea acudir a esas playas o piscinas que cuenten con un socorrista, que está especializado y sabrá cómo lidiar con una situación así.

También, será recomendable que realicéis un curso de primeros auxilios para lidiar con los problemas que puedan tener los más pequeños y no solo en el agua. Por eso, prevenir será tan importante, porque nos ahorraremos un buen susto y, en algunas ocasiones, un disgusto. Tener unos conceptos básicos de cómo actuar en caso de ahogamiento, tanto en la piscina como en casa, será imprescindible para una buena seguridad de nuestros hijos.