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La llegada de un nuevo bebé al núcleo familiar siempre es una alegría. Aunque eso sí, sí que es cierto que este cambio podrá afectar, de forma negativa o positiva, a tu otro retoño. Este sentirá que ya no es el centro de todas las miradas y que, encima, tiene que compartir su vida con otra persona. Así, pasará de ser el único hijo a que tener que compartir su espacio, sus juguetes y, también, a sus padres. Por eso, lo mejor será que los progenitores se encarguen de preparar la llegada del nuevo miembro a casa, para evitar ciertos celos que pueden surgir. Aún así, estos podrán ser inevitables y se tendrá que luchar contra ellos.
Pero, lo mejor, será que hagáis todo lo posible para que esto no suceda. La reacción de tu primer hijo podrá ser muy variada y sus respuestas, en gran medida, dependerán de la edad del niño, de su nivel de comprensión y de la relación previa que tenga con los padres. Es posible que sienta cierta indiferencia ante la noticia, pero también puede ser que luego comience a tener comportamientos que antes no tenía, intentando llamar la atención de todo aquel que le rodea.
Si le explicamos lo que sucede puede ser que lo comprenda todo y que no reaccione mal, aunque sí que es cierto que cuando el bebé llegue a casa, esto puede cambiar. También, puede ser que se sienta contento de saber que tiene un hermano y, que una vez que nazca, se sienta muy orgulloso porque es hermano mayor. Sea cual sea la reacción del pequeño, lo más importante será hablarlo con anterioridad. El diálogo ayudará a que el niño entienda mejor la situación. Así, los padres tendrán que explicarle lo que está sucediendo, cómo serán las cosas cuando el bebé llegue y cómo actuarán sus progenitores.
Lo mejor será trasmitirle una sensación de calma y, para ello, podréis transmitirle la información a través de dibujos o juegos. Así, sabrás que han entendido mejor la información. Durante esos primeros años, se producirán una serie de cambios que harán que la rutina de los niños cambie completamente, como, por ejemplo, que deje el chupete, el pañal o empiece la escuela. Por eso, lo más importante será que estos cambios se produzcan antes de que el niño nazca, siempre y cuando sea posible. Así, evitaremos que se genere algún tipo de conflicto. Si no puedes adelantarlo, espera a que el bebé tenga unos meses.
También, será muy importante que el pequeño participe en todos los preparativos que estáis llevando a cabo para la llegada del bebé. Así, entenderá mejor que está sucediendo. Además, será una manera de potenciar la responsabilidad y poder estimular su desarrollo. También, podrás pedirle su criterio para decorar la habitación o ayudarle a elegir su ropa y sus juguetes. De la misma forma, podrás hacerle partícipe y pedirle su opinión en conversaciones familiares sobre los cambios que sucederán en casa después de la llegada del bebé.
Además, será muy importante sensibilizarlo sobre la llegada de este nuevo miembro a casa. Por ello, una técnica muy buena será ayudarle a ponerse en el lugar de su futuro hermano, explicándole que cuando él llegó al mundo también se le dedicó mucho tiempo. De esta manera, haciéndoselo comprender, llegará a sentir menos celos y se verá, de una manera u otra, involucrado en el nacimiento del pequeño. Tendrá que entender que la llegada de un nuevo miembro implicará una serie de preparativos.
Además de todo lo mencionado, también será muy importante que intentes reforzar esa relación con tu hijo. De esta manera, él comprenderá que no te estás centrando solamente en el embarazo y en la llegada de su nuevo hermano. Para ello, lo mejor será que tengas distintos detalles en el día a día y que encuentres ese espacio para mimarlo, cuidarlo y poder crear esa relación afectiva que tanto echaréis luego de menos.