Convulsiones febriles: cómo debemos actuar al detectarlas y cuándo hay que acudir al médico

  • Las convulsiones febriles suelen darse en niños pequeños y están relacionadas con la subida de la temperatura corporal.

  • No suelen conllevar consecuencias graves para el niño, por lo que lo más importante será mantener la calma.

Las convulsiones febriles suelen afectar, sobre todo, a los niños. Estas hacen referencia a aquellas convulsiones que sufren los más pequeños que puede deberse a un aumento súbito de la temperatura corporal, y generalmente, estarán causadas por alguna infección. Además, suelen presentarse en niños que tienen un desarrollo normal y sin una historia clínica de síntomas neurológicos. La preocupación y el miedo cuando un hijo está sufriendo convulsiones febriles son inevitables, esos segundos parecen infinitos debido a la incertidumbre y a no saber bien qué está pasando, pero por lo general, este tipo de convulsiones suelen ser inofensivas y no indican ningún problema grave de salud.

Lo más importante será transmitir seguridad y tranquilidad al niño durante la convulsión. Luego, deberíamos llamar a un profesional para que nos dé las indicaciones adecuadas. Los síntomas de las convulsiones son claras: la temperatura del niño estará por encima de los 38 grados, temblará de pies a cabeza y perderá el conocimiento, además, a veces, podrá ponerse rígido o contraer alguna parte del cuerpo.

Cuándo suelen producirse las convulsiones

Las convulsiones se podrán clasificar en dos tipos: las febriles simples y las complejas. Las simples hacen referencia a aquellas que duran hasta quince minutos. Además, no se repiten en un periodo de 24 horas y no son específicas de una zona concreta del cuerpo. Por su parte, las convulsiones febriles complejas duran más de quince minutos, ocurren más de una vez en 24 horas o se limita solamente a una parte del cuerpo del pequeño.

Las convulsiones suelen producirse unas 24 horas después del comienzo de la fiebre y puede ser la primera señal de que el niño no se encuentra bien. Será muy importante que consultes a un médico después de la primera convulsión febril de tu hijo. Además, tendrás que observar si esta se produce acompañada de vómitos, rigidez en el cuello, problemas respiratorios o somnolencia extrema. Si alguno de estos casos se da, lo mejor es que acudas a un especialista para un control exhaustivo del niño.

¿Por qué se producen?

Por lo general, lo que suele provocar estas convulsiones es una temperatura más alta de lo normal. Incluso la fiebre baja puede desencadenar este tipo de complicaciones. Las fiebres que desencadenan estas convulsiones se deben a una infección viral, aunque pueden ser provocadas por alguna bacteria. El riesgo de padecer esta complicación se multiplica después de las primeras vacunas al niño. Esto incluye a aquellas como la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos convulsa, o contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Será común que el niño presente una fiebre alta después de cada inyección, y será ese aumento de temperatura lo que causará la convulsión.

Los factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de tener una convulsión febril son diversos. Uno de ellos es la edad temprana, ya que la mayoría de ocasiones se da en niños de seis meses a cinco años y el mayor riesgo se produce entre los doce y los dieciocho meses de edad. Otro factor serán los antecedentes familiares, ya que algunos niños tendrán tendencia familiar a tener convulsiones cuando tienen fiebre. Eso sí, en la mayoría de ocasiones estas convulsiones no suelen producir ninguna complicación. Por tanto, no causarán daño cerebral o ni ninguna discapacidad intelectual o del aprendizaje. Tampoco indicarán ningún tipo de epilepsia.

La complicación más frecuente se producirá si tu hijo ya ha tenido alguna convulsión cuando ha sufrido de fiebre. Eso es así si la primera convulsión de tu hijo fue por fiebre baja, si el periodo entre el inicio de la fiebre y la convulsión fue corto, si se tiene algún familiar directo con esta complicación y si tu hijo tenía menos de dieciocho años en la primera convulsión.

El tratamiento

La mayoría de las convulsiones suelen producirse cuando al niño le está subiendo la fiebre, por lo que el tratamiento será para frenar el aumento de temperatura y que no se produzcan las temidas convulsiones. Para eso, lo mejor será que contactes con un especialista que te dé las indicaciones a seguir, te diga cómo actuar y qué tratamiento podrá seguir tu hijo. Aunque eso sí, ten en cuenta que medicamentos como Paracetamol, para bajar la fiebre, no reducirán las posibilidades de que se produzcan las convulsiones. Rara vez se recetan medicamentos anticonvulsivos, ya que pueden producir efectos secundarios.