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Cuando pensamos en el ciclo menstrual, erróneamente podemos pensar en los días en los que tenemos la menstruación. Pero la realidad es que el ciclo menstrual es mucho más que eso; tu periodo es la primera fase del ciclo, pero el ciclo menstrual está compuesto por otra fase más. Una de ellas sucede en los ovarios y la otra en el útero. Además, el cerebro, los ovarios y el útero trabajan de forma conjunta y se comunican a través de las hormonas para hacer que el ciclo no se detenga. Este comienza el primer día que nos baja la menstruación y se acaba con el inicio de la siguiente regla. Por ello, normalmente suele durar entre 24 y 38 días, una duración que puede variar según el ciclo y puede cambiar con el paso de los años.
Durante este periodo, muchas mujeres notan cambios en su piel, su pelo, en su salud mental o en la manera de experimentar las relaciones sexuales. El ciclo también es la manera en la que tu cuerpo se prepara una y otra vez para un embarazo. Por eso, muchas personas suelen decantarse por métodos anticonceptivos hormonales que evitan que todos o algunos de estos pasos del ciclo no sucedan.
Como ya hemos comentado, la primera parte del ciclo será la menstruación. Comienza con el primer sangrado y dura hasta que se termina. En este caso, la sangre y las paredes del útero se desprenden y son expulsados por la vagina. Un periodo normal puede durar hasta ocho días, pero la media suele ser de cuatro o seis días.
También, desde el inicio del periodo hasta su fin se produce la fase folicular. En esta parte, el cerebro envía unas señales que indican a los ovarios que se preparen para liberar un óvulo. Durante la menstruación, la hipófisis produce una hormona, denominada hormona foliculoestimulante (FSH). Esta le dice a los ovarios que prepare un óvulo para la ovulación.
A lo largo del ciclo menstrual hay múltiples folículos en cada ovario que se encuentran en diferentes etapas de desarrollo. Aproximadamente a la mitad de la fase folicular, el más grande, se convierte en el folículo dominante y es el que se prepara para ser liberado durante la ovulación.
Este produce estrógeno cuando crece y obtiene los máximos niveles justo antes de que se produzca la ovulación. Para la mayoría de personas, la fase folicular suele durar entre 10 y 22 días, aunque puede variar en cada ciclo. Luego, vendrá la fase proliferativa, donde el revestimiento del útero crece y se engrosa. El útero hace esto para crear un lugar donde un óvulo potencialmente fertilizado pueda implantarse y crecer.
Aproximadamente en la mitad del ciclo se produce la ovulación, aunque esto puede variar en cada ciclo menstrual. Esta separa las dos fases del ciclo ovárico y en ese momento cuando el ovario libera un óvulo en la trompa de Falopio. Suele ocurrir alrededor de 13 o 15 días antes de la siguiente menstruación.
La segunda fase del ciclo menstrual comienza con la fase lútea. Cuando ocurre la ovulación, el folículo que contenía el ovario se transforma en algo denominado cuerpo lúteo y comienza a producir progesterona, así como estrógeno. Estos cambios hormonales están muy relacionados con cambios en el estado de ánimo, dolores de cabeza, acné, hinchazón y dolor de pecho. Si el óvulo es fertilizado, la progesterona del cuerpo lúteo da soporte al embarazo temprano. Si la fertilización no ocurre, el cuerpo lúteo se comienza a desintegrar entre los días 9 y 11 después de la ovulación. Esto hace que los niveles de estrógeno bajen y se produzca la menstruación.
La última fase será la secretora. Esta durará desde la ovulación hasta el inicio del siguiente periodo y se producirá cuando el recubrimiento interno del útero libera o secreta sustancias químicas que ayudan a soportar un embarazo temprano si el óvulo fue fecundado. También, ayudan a desintegrar y desprender el recubrimiento, si no hubo fertilización.
Como ya hemos comentado, las hormonas juegan un papel fundamental en el ciclo menstrual. Y es que estas no pueden afectar a distintas parcelas de nuestra vida como los cambios de humor y hasta a la creatividad. Según algunos estudios, el comportamiento de una mujer puede variar según la etapa hormonal en la que se encuentre. El estado de ánimo se relaciona con los estrógenos y la progesterona, ya que, durante los primeros días tras el periodo, los niveles de estrógeno en tu cuerpo aumentan.
En la fase folicular, estas hormonas aumentan la libido y hacen que te sientas enérgica, optimista, dinámica, atractiva y de mejor “humor”. Por su parte, en la fase lútea ocurre todo lo contrario; la progesterona se convierte en la hormona más abundante en tu cuerpo. Y es normal que estés más decaída. Sí que es cierto que, por ejemplo, tu creatividad se puede ver afectada, sobre todo en esas etapas donde hay más cambios hormonales y dolor. Algo que hará que sea más complicado que nos concentremos en algo. Aún así, habrá que saber entender tu propio cuerpo y darle lo que necesita en cada momento.