Sara Sálamo enseña la impresionante caída de pelo que sufre por el posparto: "Siempre es así, cada día, a mechones"

Sara Sálamo se estrenó en la maternidad hace dos años con el nacimiento de Theo, su primer hijo junto al futbolista Isco Alarcón. Antes incluso de coger por primera vez en brazos al pequeño, la actriz usaba sus redes como altavoz para visibilizar la cara B del embarazo, hecho que se agudizó más durante el posparto. La autora de ‘El ocaso del mono que arañaba la pared’ desmontó con su testimonio la idea de que “estás estupenda” tras dar a luz y mostró una realidad que no es “elegante ni glamurosa”. Y continúa haciéndolo en la actualidad, seis meses después de traer al mundo a Piero, su segundo hijo.

La intérprete, de 29 años, mostraba el pasado mes de abril las consecuencias del efluvio telógeno, una alteración del ciclo de crecimiento del pelo que origina una caída del cabello muy abundante durante un periodo de tiempo tras dar a luz. Sálamo admitía que se hacía “trenzas de boxeadora” con el objetivo de “no asustarme con la cantidad de pelo que se cae al tercer/cuarto mes del posparto”, destapando con sus manos algunas de las calvas que le estaba dejando este tipo de alopecia en un post.

Ahora, dos meses después de estas reveladoras imágenes, sus seguidores querían saber si seguía sufriendo este efecto secundario fruto de los inevitables cambios hormonales. “Me preguntáis muchas que si continúa mi caída de cabello… Aquí podéis ver lo que me pasó esta mañana después de peinarme. Siempre es así. Cada día. A mechones”, enseñaba sobre su mano el pelo que se le había caído tras pasar el cepillo. “Así que sí, la caída continúa… Pero también sé que es una etapa y volverá a crecer”, evidenciaba su tranquilidad y animaba a todas “las mamis que están pasando” por lo mismo.

Sara Sálamo está disfrutando “muchísimo más” la lactancia de Piero

Acto seguido de esta aclaración, Sara afirmaba que la lactancia de Piero “la estoy disfrutando muchísimo más”. Con Theo, su primogénito, hubo días que tuvo que colocarse frente al espejo para recordarse a sí misma que estaba haciéndolo bien. “Recuerdo que miraba a mi bebé en esos días que mamaba cada veinte minutos, mañana y noche y le pedía compasión. ‘¡No puedo darte más de mí!’, le decía”.

Pese a manifestar, días antes de dar a luz, que alimentar exclusivamente a su segundo niño a través de su pecho le daba “miedo y congoja” tras vivir esta primera experiencia como una auténtica montaña rusa de emociones; ahora, seis meses después de haber iniciado de nuevo este periodo, ha reconocido que “hacer el camino por segunda vez, es mucho más sencillo”.