A Alice Campello se le desgarra el vestido a su llegada al Festival de Venecia: "Estaban todos los fotógrafos delante"

  • La mujer de Álvaro Morata relata su imprevisto con su estilismo al pisar la alfombra roja de Venecia

En estos días, las cámaras y flashes están en Venecia. La alfombra roja del festival de cine italiano es una de las más sonadas y, a lo largo de esta semana del año, pasan por ella multitud de celebrities con sus mejores vestidos. Una de las últimas en desfilar ha sido Alice Campello, la mujer de Álvaro Morata, y nos ha regalado un divertido momento. ¡Se le ha roto el vestido delante de todos los fotógrafos al bajarse de su taxi acuático!

Alice Campello, que lleva unos meses viviendo en Madrid con su marido y sus dos hijos, se ha trasladado a Venecia para volver a casa y disfrutar por unos días de uno de los festivales más conocidos de la temporada. En uno de sus primeros stories, la influencer ha compartido varios vídeos explicando la loca situación que acababa de vivir según ponía un pie en Venecia.

"Subo en el taxi-barco, que estaba en movimiento, y al entrar se me ha roto todo el vestido", explicaba la modelo riéndose. Acompañada por su madre, su manager y entre las bambalinas, Alice Campello ha tenido que poner celo en su vestido para que no terminara de rajarse entero. "He llegado y estaban todos los fotógrafos. Soy un desastre, como siempre”, contaba.

El imprevisto de la mujer de Álvaro Morata a su llegada a Venecia, contado por ella misma

Horas después de vivir este divertido momento, Alice Campello hacía un resumen de lo que había sido su primera noche en el Festival de Venecia. "Me acabo de despertar y quería deciros que me ha encantando conocer a muchos de vosotros ayer, a veces no me voy cuenta de cuántos sois. Sois todos superbuenos conmigo, estoy muy feliz. Y luego, madre mía… Además de romperse mi vestido, cuando hice la alfombra rojo e iba a por la gente que me pedía fotos... No sé si la gente se ha dado cuenta, pero casi me caigo delante de todos. Qué vergüenza", se sinceraba. ¡Viva la naturalidad!