Dominar el arte de caminar con tacones sin perder los pies ni el equilibrio es muy fácil

  • Caminar con tacones puede resultar todo un reto pero también puede ser más fácil de lo que imaginamos

Existe una especie de amor odio con el hecho de llevar tacones, especialmente si son tacones altos o se trata de unos tacones nuevos. Y es que caminar con tacones es toda una hazaña y si además añadimos tacones de aguja, por muy bien que sienten, y tacones nuevos, la ecuación es irrealizable. Entendemos a la perfección el embrujo que sufría Carrie Bradshaw ante cualquier modelo de sus míticos "Manolos" al ver unos tacones de ensueño expuestos en los escaparates y estanterías de nuestras tiendas favoritas o en su página web y, sobre todo, al probárnoslos.

Pero el cuento no podría terminar de forma más diferente, y no solo porque un par de horas después de llevar los tacones puestos (en el mejor de los casos) nos duelen los pies hasta más no poder, sino que a eso se suma que sobre ellos es imposible mantener el equilibrio.

Y es que, para dominar unos tacones es necesario conocerlos en profundidad y, a veces, ni con eso es suficiente, porque aprender a caminar con tacones es nuestra asignatura pendiente y siempre lo será. O no.

Hasta ahora era algo que solucionábamos llevando unas sandalias planas, manoletinas o sneakers en una bolsa de tela extra para el camino y para cuando se nos cansen los pies, pero esto se ha acabado. Lo que no sabíamos es que caminar con tacones era mucho más sencillo de lo que pensábamos. Y es que tiene truco. En concreto, estos que van a ayudarte a, por fin, saber cómo andar con tacones sin el comodín del zapato plano extra bajo el brazo. ¡Toma nota!

Aumenta de tacón gradualmente

Estamos acostumbradas a ir el día a día con zapato plano y sobre todo con deportivas, que es el zapato más cómodo y fácil que podemos encontrar en el mercado. Por eso, para saber cómo llevar stilettos, no podemos pasar de lo más básico a lo más complicado directamente, habrá que ir pasando diferentes niveles. Empieza por un tacón muy bajo y ancho, después continúa con un tacón aunque bajo, más fino, después pasa a un tacón midi, después a unas plataformas o cuñas medias y después unas altas para por último pasar a los tacones altos.

Ensaya primero: mantén el equilibrio

Especialmente si son unos tacones nuevos. Póntelos primero en casa y pasea por ella con ellos puestos durante varias horas. Y no lo hagas solo un día, aprender a caminar con tacones pasa por hacer los deberes a diario. Así conseguirás ablandar el zapato y que no te haga daño. Aunque para poder andar con tacones lo básico es mantener el equilibrio con ellos. Aunque ya habrás hecho parte del trabajo andando con ellos por casa, intenta caminar con tacones siguiendo una línea recta y añade un extra de dificultad poniendo libros o algún objeto sobre la cabeza, así seguro que los tacones altos no se te resisten.

Despacio y pasos cortos

Dar pasos grandes solo dificultará el reto que supone caminar con tacones, y es que cuanto más podamos controlar el paso o rectificar la pérdida del equilibrio, mejor. Por eso, da pasos cortos y camina despacio, no tengas prisa. Sal con mucho tiempo de antelación para ir a esa fiesta si decides ir en transporte público para poder ir tranquila, aunque lo mejor, para no cansarte antes de tiempo de tus tacones de aguja, lo mejor será ir en coche.

Echa crema o pon esparadrapo

Una de las principales razones por las que es tan complicado caminar con tacones es que enseguida nos hacen rozadura por todas las partes del pie. Y es que una parte de aprender a caminar con tacones es domarlos, no solo en lo que se refiere al equilibrio. Los tacones nuevos suelen ser duros en cuanto a la horma y por eso nos aprietan y dañan el piel al andar. Para acelerar que se ablanden de forma natural, aplica Nivea en los bordes y zonas más conflictivas o, si ves que se te resisten, pon esparadrapo para evitar que rocen durante el tiempo que los lleves puestos, o al menos no tanto que si el borde del zapato estuviera al descubierto.

Algodón en la punta

Añade también un trozo de algodón en la punta, que te ayudará a mantener el equilibrio pero también a que no te duelan los dedos de los pies al andar y así puedas caminar con tacones de forma natural y sin hacer gestos extraños por dolor y por evitar que la punta de los dedos dé en la punta del zapato. Este también es un buen truco si los salones en cuestión te están grandes, ajustarás mejor el zapato.

Pon una plantilla

En cuanto al equilibrio, es difícil de mantenerlo porque el zapato de tacón suele ser muy plano por la parte de delante y muy elevado por el talón, por lo que una plantilla, además de hacer más blanda la planta del tacón, también equilibrará un poco los puntos de apoyo.