El bolso de tachuelas de Uterqüe y los salones nude de Prada contrastan con el riesgo del 'outfit'. Un vestido de cuero negro, escote en V, cinturón y manga corta de la firma sueca & Other Stories valorado en 350 euros. El rey Felipe, por su parte, ha apostado por todo lo contrario: lo tradicional. Traje gris de rayas y corbata rosa. Sin embargo, aunque hayan conseguido impactar con su presencia en la Feria de Madrid, la polémica ya estaba servida de antemano.
Los reyes han evitar pasar por delante de un ninot de 4,45 metros que representa a Felipe VI. Un calco total creado por Santiago Sierra y Eugenia Merino que está valorado en 200.000 euros. Y aún hay más. Cada quince minutos, la escultura es perfumada con la colonia que habitualmente utiliza el rey. Para darle más veracidad al asunto. Además, el comprador que se haga con ella deberá firmar un contrato en el que se comprometa a quemarla. Una nueva forma de adquirir experiencias.
Si la reina es experta en algo es en arriesgar. Juega con la moda. Y es consciente de ello. Anoche, con motivo de la visita de Martín Vizcarra, presidente de Perú, y su esposa Maribel Díaz, Letizia volvió a enfundarse uno de sus vestidos icono. Un diseño de Varela, su modisto fetiche, confeccionado en tul gris lavanda, con escote palabra de honor y bordados florales. Para lucir su diadema floral de Mellerio y los pendientes de diamantes que le regalaron los reyes eméritos por su boda con Felipe, Letizia ha escogido un sobrio recogido con volumen.
No era la primera vez que le veíamos este vestido de cuento. Letizia lo estrenó en la cena previa al enlace entre los Duques de Cambridge. Esta vez, en esta cena de gala en homenaje a Perú, la reina ha vuelto a brillar con él en un besamanos en el que se ha visto las caras con Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, dos de los asistentes a la velada.
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