Glenn Close es historia viva de nuestro cine. Así, sin exagerar. Pero parece que eso es algo que la actriz aún no tiene asumido. Solo hay que ver su cara al escuchar su nombre:
A pesar de su rostro de sorpresa, la actriz, que ya había recogido el mismo galardón por sus papeles en la TV movie 'El león en invierno' y en la serie 'Daños y perjuicios', dio una lección de todo. Lo primero fue agradecer a sus compañeras nominadas, entre las que estaban la favorita Lady Gaga, Melissa McCarthy, Nicole Kidman y Rosamund Pyke. Lo segundo, relatar lo que costó sacar la cinta adelante. "Se llama 'La buena esposa'. Creo que esa es la razón por la que tardamos 14 años en hacerla", explicaba entre risas.
Y fue entonces cuando la magia se produjo. "Pienso en mi madre, que realmente se sublimó a mi padre durante toda su vida y a sus 80 años me dijo, 'Siento que no he logrado nada', y eso no está bien", pronunció. Ovación cerrada. Lágrimas de emoción. Pero prosiguió. "Creo que lo que he aprendido de toda esta experiencia es que las mujeres somos cuidadoras y eso es lo que se espera de nosotras. Tenemos a nuestros hijos y maridos y, si tenemos suerte... Pero tenemos que encontrar realización personal. Tenemos que seguir nuestros sueños y decir 'Puedo hacerlo' y 'Debería tener permitido hacer eso".
En la película que le ha otorgado el Globo de Oro, Glenn Close interpreta a una mujer dedicada en cuerpo y alma a salvar su matrimonio. Cuarenta años de sacrificio. Pero cuando el Premio Nobel de Literatura llega a su vida, todo cambia.
Su discurso, que ha sido tremendamente alabado en redes, terminó con lo siguiente. "Cuando era pequeña, sentí lo mismo que Mohamed Ali cuando creía que estaba destinado a ser un boxeador: yo estaba destinada a ser una actriz. Veía las primeras películas de Disney con Hayley Mills y me decía, '¡Yo puedo hacer eso!', y aquí estoy ahora. Cumpliré 45 años trabajando como actriz el próximo septiembre y no podría imaginar una vida más maravillosa". Brava, Glenn Close. Te lo mereces todo.