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Si hablamos del culebrón del verano, tenemos que hacerlo de sus tres protagonistas indiscutibles. Todas las alarmas saltaban el pasado mes de junio, cuando la revista ‘Semana’ anunciaba en exclusiva que Paloma Cuevas y Enrique Ponce habían tomado la decisión de divorciarse después de 24 años de matrimonio. Este sería el primer capítulo de la separación de una de las relaciones más consolidadas del mundo del papel cuché. Nada hacía imaginarnos que, tan solo unos pocos días después, el torero diera la cara y admitiera a través de una entrevista que “estaba enamorado” de una tercera persona. Una joven estudiante de derecho de 20 años cuyo nombre no ha dejado de copar titulares desde que saliera a la luz su romance: Ana Soria.
Sus primeras vacaciones juntos disfrutando en las playas de Mojácar, otros días de descanso montados en un barco junto a los padres de ella, gestos en las redes sociales que reflejan lo mucho que se quieren, ella acudiendo a ver sus faenas a la plaza de toros, él mientras tanto pendiente de que no le falte nada, rumores de boda: está claro que el diestro no está dispuesto a ocultar su historia de amor al público. Algo que ha generado tantos defensores como detractores. Rostros populares y amigos del exmatrimonio que se muestran a favor de que Enrique deje atrás todo lo vivido con Paloma y siga disfrutando al máximo de su nueva pareja, y otros que piensan que su manera de actuar no está siendo la correcta después de haber vivido tanto con la que hasta por entonces era la mujer de su vida.
Un amplio porcentaje de amigos de Paloma y Enrique en común han decidido ponerse al lado de la empresaria tras ver los actos del torero y definirlos como una ofensa hacia la madre de sus hijas. “Me da mucha pena, para mí eran la pareja perfecta. La conocí a ella en Málaga, en el estreno de ‘A Chorus Line’ de Banderas. Es encantadora”, lamentaba lo ocurrido Santiago Segura. El popular director de cine se mostró las dos personas que tienen en común. “Cada persona es un mundo, pero a mí me es imposible en renunciar a una parte de las vidas de mis hijas. Si te separas, con suerte, las ves la mitad”, ponía en una balanza los hechos en una entrevista.
Carmen Lomana reprochaba también a través de los micrófonos la manera de actuar que actualmente tiene el diestro. “Como mínimo debería tener más discreción y no estas muestras de afecto tan tremendas en todos los sitios, porque tiene dos hijas, una prácticamente adolescente. Me extraña tanto de él", admitía que no reconocía esta faceta de él a los reporteros que le preguntaban, mediante los cuales le mandaba una recomendación: "Tiene que vivir su amor, si quiere, como quiera, pero haciendo menos muestras de cara a la galería de la prensa”.
Una postura a la que se une Bertín Osborne, que tampoco ha visto con buenos ojos la actitud de este con su exmujer. “Uno tiene que ser un caballero y tiene que arreglar las cosas en su casa”, señalaba en uno de sus programas. “No puedes humillar a una mujer que lleva contigo más de veinte años y con la que tienes dos hijas. No puedes saltarte a la torera la relación que has tenido con alguien se ha comido tus cornadas, tus marrones y tus malos ratos”, recordaba de manera tajante. "Arregla la situación en tu casa, queda como un señor y, después, vete a hacer lo que quieras y a pintar 'corazoncitos' en el ruedo", concluía.
Ha sido tal el nivel de polémica que ha llegado hasta al mundo de la política. Díaz Ayuso era entrevistada por Salvador Sostres y demostraba que tenía una opinión formada sobre lo ocurrido. "Con todo lo que he pasado: incendios, inundaciones, persecuciones, y encima la pandemia, ya sólo me faltaría llegar a los 50 y que me dejaran por una de 20", se ponía en la situación de Cuevas. Siguiendo con el tema, Salvador opinaba que "a quién se lo ocurre" actuar como él. "Si alguien sonríe, yo sonrío. Ahora, una vida entera se puede desmoronar en poco tiempo y eso da que pensar", reflexionaba finalmente ella.
Sin embargo, no todos opinan lo mismo, y hay quienes tienen claro que el valenciano no está haciendo daño a nadie viviendo intensamente su noviazgo con la joven. “El maestro está feliz (…) todo lo que haga siempre me parece bien, sobre todo si a él le produce felicidad”, explicaba a los periodistas su compañero de profesión, Miguel Abellán, que aclaraba que entiende que ambas partes están sufriendo, pero que no ve lógico que se le desee al mal a él por haber encontrado a otra persona antes que su exmujer.
Precisamente de esta libertad hablaba Rocío Carrasco, que lanzaba dos preguntas al aire que dejaban entrever por dónde podría ir su opinión: “¿Enrique le está haciendo daño a alguien? o ¿está haciendo algo malo para alguien?", preguntaba antes de extender finalmente sus pensamientos. “Mientras que uno no le haga daño al otro…no creo que hagan nada mal. Cada uno es libre de hacer lo que le haga feliz si no le hace daño al de al lado". Sobre esta felicidad hablaba Fran Rivera, que admitía que eso era lo más importante de todo. “Los únicos que pueden hablar de esto son ellos”, respondía cuando le preguntaban, “nadie debe juzgar nada sin tener ni idea”.