Vivir separados: el éxito de las relaciones de pareja cuando no hay convivencia

No son la excepción y muchas de ellas reivindican su estatus como pareja, con todo lo que esto implica. Nos referimos a las parejas que, de manera voluntaria, deciden vivir separadas sin que eso afecte, ni mucho menos, a la relación. Es más, para muchas de estas parejas vivir separados es la clave del éxito. En España aún no estamos muy habituados a esta realidad, aunque se dé lo suficiente como para considerarla como merece. Pero en otros países, como Francia, Canadá o Estados Unidos, las parejas que viven separadas constituyen un porcentaje relevante de la población.

A estas parejas y la tendencia de no vivir bajo el mismo techo se las conoce como LAT (Living Apart Together), y aunque el término parezca nuevo, lo que representa no lo es. Aunque quizás no sean los ejemplos idóneos, no podemos dejar de pensar en parejas de famosos que ya eligieron esta opción hace décadas, como Mia Farrow y Woody Allen, Tim Burton y Helena Bonham Carter o Frida Kahlo y Diego Rivera.

Ahora que los convencionalismos tienen cada vez menos peso en la sociedad, y que el matrimonio dejó de ser hacer mucho la única forma de convivencia, el vivir en casas separadas comienza a ser una posibilidad que cada vez se plantean más parejas. La emancipación de la mujer y el avance de las tecnologías, que disminuyen las consecuencias de una distancia física.

Y más allá de que cada relación es un mundo, y de que los acuerdos han de ser tomados entre dos, las parejas LAT son tan monógamas y estables como las que comparten techo. Ni más, ni menos. Muchas de ellas incluso están casadas o tienen hijos en común.

No se trata de generalizar, porque hay parejas LAT de todas las edades y en todas las circunstancias, pero los estudios realizados parecen apuntar una tendencia clara: es la gente mayor la que prefiere vivir separada aunque la relación sea estable.

Por lo general son personas que, además de ser mayores, están viudas o divorciadas, y ya han experimentado durante años lo que supone la convivencia bajo el mismo techo. Y, tras un tiempo viviendo solas, eligen continuar así aunque haya una nueva relación.

También hay muchas parejas jóvenes que viven separadas, pero es cierto que un alto porcentaje elige esta opción de manera temporal, bien mientras asientan la relación, o bien mientras resuelven una situación económica que les impide dar el salto a la convivencia.

Un grupo destacado son las parejas que tienen hijos de relaciones anteriores, y prefieren seguir conviviendo solo con ellos para que una nueva pareja no interfiera en la relación. Algunas de estas parejas inician la convivencia cuando los hijos ya han crecido o se han ido de casa.

Las razones que llevan a una pareja a no convivir bajo el mismo techo son de lo más variado, pero se puede hablar de algunas que se repiten más que otras. Como hemos comentado, la falta de recursos económicos es la que más condiciona a las parejas jóvenes, aunque en estos casos estaríamos hablando de parejas LAT temporales, ya que desean dejar de serlo en algún momento.

Pero también hay parejas que no se plantean vivir juntas para mantener su independencia económica o porque hay una desigualdad de poder adquisitivo que prefieren resolver de manera individual.

Algunas personas consideran indispensable su independencia, disponer del tiempo necesario para sí mismos… y la mejor manera de conseguirlo es manteniendo su propio espacio, su propia casa.

Y hay otras parejas que creen que la convivencia es la responsable del fracaso de muchas relaciones, ya que la rutina y la falta de sorpresa terminan por acabar con la ilusión y con la chispa que mantiene viva la llama del amor.

A la hora de abordar este tema, los expertos lo tienen claro. Creen que ambas fórmulas, vivir juntos o hacerlo en casas separadas, tienen las mismas posibilidades de éxito que de fracaso. Por lo que, como en el resto de asuntos, ha de ser cada pareja la que decida cómo quiere llevar su relación.

De hecho, se apuntan a señalar que pareja y convivencia no van de la mano. Una pareja es aquella que decide compartir su afecto y su amor, independientemente de cómo lo hagan.

Algunas parejas VIP no han tenido ningún inconveniente en hacer pública su decisión de no convivir, o de hacerlo de manera parcial, como David y Victoria Beckham. El futbolista y la diseñadora tienen diferentes residencias en Reino Unido y EE.UU. Y en cada una de las casas cada uno cuenta con un área personal, aunque luego existe otra familiar para ellos y sus tres hijos.

Julia Roberts y Danny Moder viven separados a pesar de tener una residencia conjunta. Eso sí, las dos casas están muy cerca la una de la otra, y todos los días encuentran un momento para verse ellos y sus hijos.

Sarah Jessica Parker y Matthew Broderick llevan más de 20 años casados y tienen tres hijos en común, pero han encontrado en la separación de hogares la manera de conciliar las vidas profesionales de ambos, permitiéndose echarse de menos y tener reencuentros llenos de amor e ilusión.