Primera cita con el chico que te gusta: así te lo imaginas... así puede que suceda

Mariella Villanueva 28/11/2014 17:32

El momento genial y mágico en el que os conocísteis

Así te lo imaginas: Fue en un bar. Te lo encuentras en la barra mientras esperas tu gin&tonic y os rozáis el brazo, despacito. Os reís cuando descubrís que ambos estáis cantando la canción de fondo. Y te mira, te mira como si llevara años mirándote. Intercambiáis palabras, sonrisas y teléfonos.

Así puede que suceda: Quedarás con el tío ese del Tinder con el que has estado intercambiando whatsapps intermitentes ya que, de momento, no tiene pinta de asesino en serie y parece conocer la diferencia entre 'haber' y 'a ver'. La mayoría de las veces, al menos.

Llegar a la cita

Así te lo imaginas: Llegas a la cita hecha un pibón y sin mayor esfuerzo porque qué 'I woke up like this' ni qué niño muerto: a tu lado Beyoncé no parece más que una rodaja mordisqueada de mortadela.

Así puede que suceda: Después de horas en el baño duchándote, depilándote, encremándote, alisándote, maquillándote y 'emperifollándote', no parecerás más que una versión sin pasta y poco famosa de Chabelita.

Verle

Así te lo imaginas: Te encuentras con un tío más guapo de lo que recordabas. En tu cabeza te habías construido la imagen de un Zac Efron ibérico de metro ochenta, mirada aguamarina y sonrisa 'Colgate', pero en la realidad ES MUCHO MEJOR y te lo comerías a lametones.

Así puede que suceda: En una escala del uno al cranco: cranco. Comprenderás en un segundo el poder embellecedor de los filtros de Instagram y te preguntarás en qué momento Tinder dejó de ser Tinder para convertirse en Kranker. Pero no pasa nada. Parece majete, aunque parpadea poco.

Contacto con las amigas

Así te lo imaginas: Le mandas tu ubicación vía Whatsapp a tu mejor amiga para que sepa dónde estás. Le añades unos cuantos corazones y sevillanas.

Así puede que suceda: Te equivocarás de chat y le mandarás la ubicación, los corazones y las sevillanas a tu cita. Lo leerá y pensará que eres monguer.

La cena

Así te lo imaginas: Os vais a cenar a un restaurante cuqui y romántico. Descubrís que a ambos os gusta la mezcla de pasta y marisco y que tenéis entradas para el tributo a Queen de la semana que viene. Y desde ya, lo sabes. Sabes que os habéis gustado. Sabes que os enrollaréis. Sabes que viviréis en un chalet adosado donde vuestros siete hijos os preguntarán todas las noches cómo os conocísteis.

Así puede que suceda: Él: "Pues la cría de gusanos es un tema 'mazo' interesante, ¿oyes? Vivo con mi madre. Compartimos habitación, pero me deja salir hasta la hora que yo quiera. Tengo un piercing, pero no te lo puedo enseñar en público. Y me lo perforó mi madre. El tupé también me lo peina ella. ¿Te he hablado ya de mi madre?" Tú: "Camareromeponeunacervezadeltamañodemicabezaporfavor" y te cambiarías por la Pantoja o Pujol en un periquete.

Encontrarte con tu ex

Así te lo imaginas: Te encuentras con tu ex en el restaurante. Solo. Triste. Feo. Te ve despampanante, feliz, con el vestido rojo y un 'TIO BUENO'. Que te mira con lujuria. Que te acaricia las piernas.

Así puede que suceda: Te encontrarás con tu ex en el restaurante. Feliz. Guapérrimo. Acompañado. DE UNA CHICA. Que si la vista no te traiciona, es la presentadora del nuevo programa de Telecinco. Pensarás a gritos, ¡Pero si me dijiste que no te gustaban rubias!

Después de la cena

Así te lo imaginas: Te propone hacer algo espontáneo después de la cena. Dar un paseo al lado del río. Jugar a juegos de preguntas. Tumbaros en el césped y escuchar música de su móvil. Que suene una de The Pogues y que no te lo puedas creer. ¡Pero si es tu canción!

Así puede que suceda: Os emborracharéis como si no hubiera un mañana. O al menos tú lo harás y te importará cero. Le harás la ola al camarero cuando te traiga otro verdejo. Lo abrazarás cuando te deje la botella. Le preguntarás si se ha bajado ya el Kranker y que si no, que se lo baje.

El beso de despedida

Así te lo imaginas: No te hace falta hacer el pececillo porque te besa justo como te gusta que te besen. Con su mano en tu cintura y la tuya en su cuello, te besa como si llevárais años besándoos. De fondo, por supuesto, Celine Dion.

Así puede que suceda: Que eso es Titanic, joder. Os daréis un abrazo torpe y raro porque temes un poco por tu vida y porque no quieres que te lama el mentón. Subirás a casa a comer Risketos en tu cama para ti sola y convencida de que no habrá whatsapp del día siguiente. Porque con citas así tú eres muy como Alejandro Sanz: te lo agradezco, pero no.