Sara Carbonero, relacionada con Adrián Torres, el artista favorito de los famosos que ya estuvo con Lara Álvarez

  • La periodista ha sido relacionada con el pintor Adrián Torres

  • El programa 'Socialité' ha sido el encargado de dar su nombre, asegurando que su noviazgo con Kiki Morente habría llegado a su fin

  • ¿Quién es esta supuesta nueva ilusión de Sara Carbonero?

Llevamos dos meses hablando de Kiki Morente. La primera vez que copó un titular más allá de su faceta como cantaor fue a principios de julio de este verano. Por entonces, su labor en la música quedó en un segundo plano cuando la revista Semana le relacionó con Sara Carbonero. Sus salidas y entradas clandestinas, la presencia constante de la periodista en sus conciertos o el buen feeling de ella con el clan Morente parecía confirmar que estábamos ante la primera ilusión de la toledana tras su divorcio de Iker Casillas. Pero quizá estábamos equivocados.

El pasado miércoles, la revista ¡Hola! nos mostró sus primeras fotos juntos. Hablaba de relación oficial, de las imágenes que corroborarían su romance. Kiki también manifestó su desagrado ante la presión mediática que sufre desde que conoció a Sara. Sin embargo, una nueva información apuntaría a que esta pareja nunca fue tan sólida como parecía y que sería otro hombre, también dedicado al arte, el que en estos momentos estaría vinculado sentimentalmente a la comunicadora.

La relación de Sara Carbonero con el pintor Adrián Torres

Este fin de semana, 'Socialité' aseguraba que ese noviazgo ya no continúa en pie. Así lo pudieron confirmar después de hablar con una persona de su entorno, que defendía que "ya no están juntos" y que no lo han manifestado públicamente porque se niegan a hablar de su vida privada "ni para bien ni para mal". La presencia constante de periodistas habría "afectado mucho" en este sentido. Y fue más allá.

El programa presentado por María Patiño habló del pintor Adrián Torres como el posible nuevo amor de Carbonero, un viejo conocido del papel couché después de hacerse populares en estos lares por su relación con la también presentadora Lara Álvarez. Tal y como se puede ver en el vídeo, si analizamos sus movimientos en redes en este último mes son constantes las muestras de afecto del uno por el otro.

Los corazones blancos son los emojies que ambos utilizan cada vez que se mandan indirectas por Instagram, donde se dan 'like' desde finales de 2020. Ella no duda en alabar el trabajo artístico de este gaditano de 39 años recién cumplidos con mensajes como "difícil de superar", "todo se puede" o "transmite fuerza". Y si nos fijamos bien en uno de sus últimos posts, la instantánea fue tomada en el estudio donde el artista trabaja a diario.

¿Quién es el pintor con el que se vincula a la periodista?

Adrián Torres nació en 1982, dos años antes que Sara, y lo hizo en Cádiz, esa tierra que Carbonero ha disfrutado tantísimo este verano hasta el punto de definirla como ese tipo de "lugares que se quedan en una para siempre". Después de una niñez fraguando su talento por la pintura, fue a raíz de formarse en Bellas Artes cuando hizo de ella su profesión.

Estudió en Sevilla, después en Barcelona, y comenzó a trabajar de ello de la mano de Ron Tomlinson, su gran maestro, con el que estuvo aprendiendo en Fort Worth (Texas, Estado Unidos) durante dos intensos años, según detalla su página web.

Tras este periplo, el artista optó por volver a sus orígenes, a Conil de la Frontera, desde donde ha realizado trabajos de aplauso internacional y de reconocimiento de infinidad de vips, muchos de ellos retratados por él en coloridos murales que, como en el caso de Vanesa Martín, se han convertido en imágenes icónicas para sus respectivas carreras.

Solo basta con hacer scroll por su feed para ver los rostros de Beyoncé, Gisele, Rosalía, Cristiano Ronaldo o Alejandro Sanz reinterpretados por el talento de Torres, que cuenta con casi 50 mil admiradores virtuales en la red. Además, entre sus méritos profesionales y personales también destaca la fundación de Riding Colors, un proyecto solidario con el que lleva al arte a países más desfavorecidos.