Crisis en la relación: ¿cuándo acudir a un psicólogo para realizar una terapia de pareja?
Cada vez son más las parejas que acuden a terapia de pareja para superar una crisis en su relación.
Te contamos cuándo acudir y qué puedes esperar de este tipo de terapia.
MadridLa terapia de pareja ya no es algo estigmatizado (la terapia en general) ni aquello que solo veíamos en las películas americanas. Cada vez son más las parejas que recurren a la ayuda de un profesional, tanto para recuperar una relación que se está yendo de las manos, como para aceptar y afrontar la ruptura cuando es necesario.
Los expertos coinciden en que cuando la pareja acude de mutuo acuerdo y con la voluntad de participar activamente de la terapia solo podemos esperar buenos resultados. Y con esto nos referimos a que el proceso de terapia nos ayuda a crecer de manera individual, lo que se traduce en ser mejores en pareja, tanto en la actual como en las futuras que pudieran darse.
¿Cuándo acudir?
Parece que, aunque muchas parejas tomen la sabia decisión de acudir a una terapia de pareja, la mayoría espera demasiado tiempo para hacerlo. Lo ideal es dar el paso cuando ambos detectan que las cosas no están yendo tal y como les gustaría o esperaban, pero lo cierto es que lo habitual es hacerlo cuando la relación está demasiado desgastada.
En cualquier caso, se trata de una decisión delicada y en la que ambos tienen que estar de acuerdo. Es decir, es necesario que los dos sientan que quieren acudir a terapia y que lo hagan con los mismos objetivos. Si uno quiere salvar la relación y el otro terminarla, por ejemplo, no valdrá de nada.
Qué puede indicar que merece la pena ir a terapia de pareja
Aunque cada relación es diferente y los motivos que puedan llevar a acudir a terapia, hay una serie de indicadores que pueden ayudarnos a detectar que una ayuda profesional podría ser necesaria:
- Fallos en la comunicación: tan simple y tan complicado a la vez. Cuando una pareja deja de entenderse, aunque quieran hacerlo, pueden verse beneficiadas por la introducción de nuevas pautas comunicativas, siempre honestas y claras.
- Crisis vitales que afectan a la relación: la vida gira de manera constante y en ocasiones hay acontecimientos ajenos a la pareja que la desestabilizan, como la muerte de un ser querido o un despido laboral. En terapia este bache de la vida puede servir para fortalecer la relación, además de para superar la propia crisis personal.
- Problemas en las relaciones íntimas: más allá del ámbito sexual, que también es importante, la falta de afectividad a cualquier nivel es un problema que puede tratarse en terapia para incorporar conductas de cariño en la relación.
- Discrepancias en los planes de futuro: las parejas manejan a un tiempo su presente y su proyección en el futuro, y en ocasiones las expectativas no coinciden o no se sabe cómo expresarlas. La terapia es un contexto en el que se puede poner en común qué se espera de la relación y cómo alcanzarlo.
- Falta de acuerdo en la crianza o desacuerdo en la misma: adaptarse a la llegada de los hijos o ponerse de acuerdo en cómo criarles en un motivo de conflicto para muchas parejas. La terapia puede ser el marco para encontrar estrategias que funcionen para ambos y les permitan seguir desarrollándose como individuos y como pareja.
Otros problemas habituales que nos conducen a buscar la ayuda de una terapia son la infidelidad, la falta de confianza, los celos o problemas económicos. Cualquiera que sea la preocupación, siempre será de gran ayuda ponerse en manos de un profesional.
¿Para qué sirve la terapia de pareja?
Ya hemos dicho que una terapia de pareja puede servir para resolver o superar los problemas que han surgido en la relación, y también para llegar a una separación de la mejor manera posible cuando esta es la mejor opción. En el camino, habremos aprendido cosas que nos serán útiles en cualquier relación de pareja, como estas:
- Desarrollo de la empatía: es necesaria en la vida e imprescindible en una relación de pareja, aunque no siempre sea fácil ponerse en el lugar del otro.
- Aprender a discutir: las discusiones son inevitables, pero pueden gestionarse con buenas formas y diálogo, dejando a un lado los gritos y las malas formas.
- Prevenir crisis futuras: si la terapia ha sido productiva, la pareja sabrá mantener los avances conseguidos en el tiempo y aprenderá cómo evitar llegar a la misma situación que les llevó a buscar ayuda.
- Valorar los esfuerzos del otro: en terapia tenemos la oportunidad de apreciar y valorar los esfuerzos que hace nuestra pareja por el bien de relación de una manera que a veces cuesta ver en el día a día. Y esta apreciación es necesaria, incluso cuando se decide no continuar con la relación.
- Beneficios a nivel personal: no solo sale reforzada la relación tras una terapia, también lo hace cada uno de los miembros de la misma de manera individual, y a sentir una mejoría en nuestro bienestar, tanto físico como mental, y que esto repercute positivamente en el resto de aspectos de la vida.
