{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Uno de los tesoros que esconde nuestro país es la cantidad de pueblos con encanto que merece la pena conocer. Son perfectos como destino para pequeñas escapadas, pero también para unas vacaciones en las que queramos desconectar de verdad y sumergirnos en entornos que destacan por sus peculiaridades arquitectónicas y el entorno natural. Es cierto que a casi todos ellos podrías ir en cualquier momento del años pero aún tienes oportunidad este verano de disfrutarlos. Así que toma nota de cuáles son los pueblos más bonitos de España para visitar este 2022.
Los pueblos blancos andaluces son de una belleza incuestionable, y queremos destacar Pampaneira, uno de los más bonitos. Se encuentra dentro de la comarca de la Alpujarra, en el barranco de Poqueira. Merece la pena recorrer el Barrio Bajo, visitar la Iglesia Parroquial de la Santa Cruz, del siglo XVI, y acudir a la plaza del pueblo a disfrutar de las actividades culturales.
Siguiendo con los pueblos blancos nos vamos a Málaga, donde se encuentra Frigiliana, galardonado con el I Premio Nacional de Embellecimiento en 1982 su casco histórico es Conjunto Histórico Artístico desde el año 2014. Ubicado frente al Mediterráno desde el Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, está muy bien preparado para recibir a los turistas que cada año se enamoran de sus calles, sus monumentos y su gastronomía propia.
Castilla y León es conocido como el “museo vivo más grande del mundo”, y sin duda Sepúlveda es una de sus mayores salas. No hay rincón ni callejuela de este pueblo Segoviano que no merezca la pena recorrer, al igual que disfrutar del paisaje desde sus miradores o visitar sus iglesias románicas. Mención aparte merece su gastronomía, en la que destaca su famoso cordero asado.
La historia de Culla aún se respira en cada rincón del pueblo. Tierra fronteriza en los siglos XI y XII, fue conquistada por cristianos y musulmanes, y se convirtió en comarca propiedad de los Templarios. Pero antes de eso, hubo más, ya que en Culla se encuentran abrigos de arte rupestre, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y restos de poblados de la edad de broce e íberos. Sus callejuelas están llenas de tradición, y no puedes dejar de visitar las ruinas del antiguo castillo, los restos de murallas o el Antiguo Hospital del siglo XIV.
El conjunto histórico de este pueblo cántabro fue declarado de interés histórico-artístico nacional en 1978. Está situado entre dos elevaciones, la de Marimón y la de Cotillamón, y entre sus muchos alicientes, está hacer una parada en su famoso balneario rodeado de árboles para disfrutar de sus aguas termales. Es sensacional recorrer sus calles, repletas de edificios históricos, y degustar su gastronomía en la que no faltan carnes extraordinaria calidad, peces de río o su famoso queso fresco. ¡Ah! Y no te vayas de allí sin que te cuenten su leyenda fundacional del Hombre-Pez.