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Ir al pueblo es una de las mejores opciones para tomarse unas vacaciones, y no solo en verano, sino en cualquier momento del año. Pero claro, esto de irse al pueblo no funciona cuando no eres de ningún pueblo, pero te gustaría serlo. Entonces llega el momento de descubrir y elegir aquellos en los que disfrutar de todo lo que tienen para ofrecer: belleza, gastronomía, fiestas, naturaleza… Comienza a preparar tu próximo viaje y toma nota de los destinos que debes visitar si no tiene pueblo.
Estamos hablando de encontrar pueblos bonitos y con encanto, y aunque eso es fácil en España, no podemos saltarnos Albarracín. Fortificado por una muralla del siglo XI de la que aún se conservan restos, este pueblo está lleno de rincones únicos. En uno de los extremos se encuentra su famoso castillo, asociado al origen islámico de la ciudad. Además de visitar su Plaza Mayos, la Catedral o sus iglesias, puedes acercarte a las Frías de Albarracín, nacimiento del Tajo. Y, por supuesto, disfrutar de su gastronomía: quesos propios, migas, gachas, gazpacho serrano…
Siguiendo con los pueblos amurallados, hay que destacar Pedraza, cuya visita es un verdadero viaje a la Edad Media. Tras entrar por su puerta morisca, encontrarás la Plaza Mayor, rodeada de casonas y palacios del siglo XVI. Su castillo (no podía faltar el castillo) es también el Museo Ignacio Zuloaga, está al borde de un cerro sobre el que se asienta la ciudad. Si lo visitas en verano podrás disfruta de su mágica “Noche de Velas” y de los mejores conciertos al aire libre.
Los pueblos de la sierra albaceteña son dignos de conocer, pero Alcalá del Júcar posee unas características que lo hacen único. Surcado por el cauce de los ríos Júcar y Cabriel, el pueblo se asienta en un meandro, con casas blancas de tejados anaranjados que trepan por las laderas. Por sus estrechas calles llegarás al castillo que construyeron los almohades en el sigo XII. No dejes de visitar sus casas-cueva, que en algunos casos se comunican entre sí mediante túneles.
Este pueblo medieval fue declarado en 1968 conjunto histórico-artístico. Sin duda es uno de los más bellos de España, y se encuentra asentado sobre una roca inmensa. El nombre le viene de un acontecimiento histórico: allí nació Fernando el Católico. Fue el 10 de marzo de 1452, y desde entonces este pueblo se convirtió en testigo del transcurrir de la historia. Por eso caminar por él es una oportunidad para viajar en el tiempo paseando por su judería o la Plaza de la Villa, recorriendo su cripta y admirando sus pinturas.
Fue en el siglo VIII cuando los árabes vieron lo estratégico que era levantar una fortaleza sobre esta hoz del Júcar en la que hoy se encuentra el pueblo de Alarcón. El castillo que a día de hoy aún podemos admirar, es solo la parte más visible de un pueblo que hay que recorrer y descubrir. En el siglo XII, ya en poder de los cristianos, creció con la idea de albergar fascinantes iglesias. Si vas, no dejes de probar platos tan auténticos como el morteruelo, los zarajos o el gazpacho manchego.