Aislamiento, restricción de visitas y sin recuerdos: los "complicados" últimos años de vida de Carmen Sevilla

Se nos ha ido otro icono nacional. Para muchos, el definitivo. Carmen Sevilla, 'Carmen de España', ha fallecido a los 92 años a causa de una neumonía y tras más de una década aquejada de un alzhéimer feroz. Esta enfermedad, la misma que hace tiempo le negó la capacidad de recordar quién fue para todo un país, fue el principal motivo por el que Augusto Algueró Junior, su único hijo y ahora heredero universal, decidió retirarla de la vida pública, ingresarla en una elitista residencia ubicada a las afueras de Madrid y permitirla vivir su delicada situación en la intimidad.

Los españoles, esos que tanto han echado en falta su sonrisa única en estos largos trece años que ha pasado aislada de la realidad, se han quedado desde entonces con el intenso recuerdo de sus últimas apariciones públicas. Y para revisitarlas debemos remontarnos a 2011.

Por entonces, hacía algo más de un año que Carmen Sevilla había decidido despedirse de la audiencia de 'Cine de Barrio', programa con el que cerró su carrera y del que estaba al frente desde el año 2004.

Su avanzada edad (estaba a punto de sobrepasar la barrera de los ochenta) y los primeros estragos de la enfermedad neurológica que marcó su última etapa vital fueron razón suficiente para optar por empezar una nueva vida. Y Concha Velasco, otra leyenda cultural, fue su sustituta.

Las últimas apariciones públicas de Carmen Sevilla

A ella, en el mismo plató de 'Cine de Barrio' que fue su casa durante más de seis años, Carmen concedió su última entrevista. Poco después recibió en su casa a otra amiga, María Teresa Campos, para una entrevista para su programa de Telecinco, 'Qué tiempo tan feliz', donde hizo balance de su trayectoria. Pero la última vez que la vimos en un plató de televisión, su entorno natural, fue en la cadena pública.

Aunque no supimos que padecía alzhéimer hasta años más tarde, su equipo médico había empezado a ser consciente de este agravamiento de su capacidad neurológica desde 2009, año en el que su familia y la propia Sevilla iniciaron un paulatino pero definitivo 'adiós' de su vida pública.

El paso definitivo no llegó, sin embargo, hasta que su hijo escogió la madrileña residencia de ORPEA Aravaca para que Carmen, cada vez más delicada, disfrutase de una atención medicalizada las 24 horas del día. Hasta entonces había continuado viviendo en su domicilio habitual, con la ayuda de una enfermera que la trataba a diario, pero nada como la tranquilidad de estar "cuidada entre algodones" en un centro especializado

Allí cambió el día a día de la actriz, que tardó poco en dejar de reconocer a los suyos. Esa ajetreada vida de estrella mutó en una tranquila rutina en la que su hijo quiso expresamente que dejasen de tener cabida las visitas. El estado de su madre, que siempre ha calificado de "complicado", no era, en su opinión, el idóneo como para estar en contacto con personas externas a su círculo más íntimo, del que también ha formado parte hasta el final su amigo Moncho Ferrer. Y esto no siempre sentó bien.

Blindada de cualquier contacto con el exterior

Rostros conocidos como Norma Duval, cuya carrera siempre había estado ligada a la de Carmen Sevilla, llegaron a denunciar públicamente su incapacidad para poder ver a la que fue su amiga. "He dicho muchas veces que comprendo a su hijo y que está en todo su derecho en cómo está procesando la enfermedad de su madre. Lo que no entiendo es que, con la relación tan importante y de tantos años que hemos tenido, no haya ni tan siquiera una respuesta telefónica", expresó a un periódico.

Augusto, que desde hace una década se ha mantenido firme en su decisión de proteger a la presentadora, insistió en que era necesario darle una vida mucho más "reducida", controlada "en todo momento por profesionales sanitarios". "Yo voy a verla todo lo que puedo, estoy muy unido a mi madre y me gusta estar pendiente e informado de forma constante", declaró hace poco menos de un año a los compañeros de Diez Minutos.

Hoy, todos esos amigos y familiares que llevan sin poder ver a Carmen más de una década, podrán darle su último adiós en el tanatorio, donde se espera una afluencia acorde al enorme vacío que deja Sevilla.