El 22 de septiembre de 1962, Julio Iglesias sufrió un accidente automovilístico que puso fin a su prometedora carrera como jugador de fútbol. Este incidente tuvo lugar un día antes de que cumpliera 20 años. El madrileño celebraba su vigésimo cumpleaños en compañía de amigos cuando el coche en el que viajaban colisionó contra unos arbustos en la zona norte de la capital, específicamente en Majadahonda, Madrid.
El entonces jugador del Real Madrid quedó inconsciente como consecuencia del impacto, recibiendo un duro diagnóstico al recobrar la conciencia en el Hospital Eloy Gonzalo. Los médicos comunicaron al deportista que las posibilidades de que pudiera volver a caminar eran escasas, debido a la gravedad de sus lesiones.
Durante un período de aproximadamente un año y medio, Julio quedó prácticamente paralizado debido a sus lesiones en la espalda. Aunque las secuelas lo acompañarían de por vida, nunca se rindió y con un enorme esfuerzo, logró obrar el milagro y recuperó sus pasos. Lo curioso es que, en ese mismo hospital, en medio de la desgracia, inició una nueva carrera que lo llevaría a alcanzar reconocimiento mundial.
“Hace 55 años mi vida cambio para siempre, estudiaba leyes, jugaba al fútbol en mi equipo del alma con los juveniles y un accidente frustró todas mis ilusiones. Pero ese accidente, como digo siempre, juntó mi alma con mi cabeza y empecé a vivir una aventura que aún no ha terminado”, ha hablado de este momento crucial de su existencia el músico, que llegó a compartir vestuario con deportistas tan reconocidos como Pirri o Amancio Amaro.
Durante su larga estancia en el hospital, el artista encontró consuelo y expresión en la música, y así fue como compuso una de sus canciones más emblemáticas, ‘La vida sigue igual’. Inspirado por su experiencia en el centro médico y al observar cómo los pacientes afrontaban sus propias luchas, plasmó en esa melodía el mensaje de que, a pesar de las adversidades, la vida sigue su curso. Esta canción marcó el inicio de una nueva y exitosa carrera musical que lo llevaría a ser reconocido y admirado a nivel mundial.
"Esta canción la escribí pensando en lo que sentía en aquellos momentos después de mi operación. Saqué fuerzas que no tenía con la música que me daba una guitarra y escribí estos pequeños versos sin saber dónde iban a terminar o dónde iban a empezar", confiesa que nunca imaginó que sus letras le abrirían camino en el mundo de la música: "Gracias a este Festival Nacional de la Canción todo se convirtió en un sueño que dura hasta hoy. Se cumplen 55 años que cambiaron mi vida para siempre, gracias a todas vosotras y a todos vosotros por darme tanta fuerza para vivir”.
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