La vida de Daniel Sancho en la cárcel dos años después: celda en solitario, un proyecto y llamadas continuas

Dentro de unos días se cumplirán dos años de una de las noticias que marcaron la actualidad nacional durante meses: a comienzos de agosto, un por entonces desconocido Daniel Sancho fue detenido por su implicación en la muerte de Edwin Arrieta en Tailandia. Tras una confesión inicial, que corregiría después, el chef acabaría entrando en la cárcel en la isla de Koh Samui, y en ella ha permanecido desde entonces. El pasado 29 de agosto de 2024 se comunicó la sentencia: el joven fue condenado a cadena perpetua por el asesinato premeditado y el descuartizamiento de Arrieta. Repasamos cómo es su vida dos años después de que todo empezase.

La situación judicial de Daniel Sancho, pendiente de recurso y esperanzado

El veredicto llegó poco más de un año después de la perpetración del crimen, del que Sancho se declararía no culpable con el paso de los meses desde su detención. Aunque cumple condena desde entonces, el equipo jurídico de Daniel decidió recurrir la sentencia de cadena perpetua, por lo que el caso se encuentra en el Tribunal de Apelaciones. Aunque el recurso ha sido impugnado por la acusación, no así por el fiscal, lo que ha generado esperanzas para el equipo jurídico que encabeza el abogado Marcos García Montes.

En el caso de que se respondiese de forma positiva al mismo se abrirían dos itinerarios: la anulación de la sentencia por violación de derechos humanos, lo que derivaría en un nuevo juicio, o el cambio de la misma de homicidio con premeditación a homicidio imprudente, penado con un máximo de cuatro años de cárcel.

Daniel Sancho, "fantástico y muy bien" en la cárcel de Shurat Tani

Mientras no se despejan estas incógnitas en lo judicial, que según el letrado podrían aclararse pasado el verano, el hijo de Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo permanece en prisión donde, como ha podido confirmar Vanitatis en una información publicada en las últimas horas, no vive una situación "para nada angustiosa ni desesperante" en la prisión tailandesa de Shurat Tani, una cárcel de máxima seguridad al sur del país, en la que ingresó después de conocer su sentencia. Según el entorno de Daniel, y el letrado, con quienes ha podido contactar el citado portal, Daniel está "fantástico y muy bien" ahora mismo.

El contacto de Daniel Sancho con los suyos: llamadas diarias y sin censura

Como relatan, el nieto de Sancho Gracia, de treinta y un años, cuenta con una celda para él solo en la mencionada cárcel, frente a la masificación de la que habitualmente se habla en medios occidentales respecto de estas instituciones penitenciarias. Buena parte de los detalles publicados tienen que ver con el contacto que tiene con el exterior. Según García Montes, los lunes y jueves habla con él, los miércoles con su padre y los martes con un amigo psicólogo de origen americano, que ha estado muy pendiente de él en todo el proceso. El entorno señala a Vanitatis que también hay conversaciones con el resto de amigos. Son llamadas de una hora o una hora y media, normalmente por videoconferencia, en las que los funcionarios "le dejan hacer y decir lo que quiera, sin censura".

En este sentido, el abogado no es capaz de concretar al medio si Daniel mantiene algún tipo de trato o relación con su madre, Silvia Bronchalo, que ha tenido su propio conflicto judicial con el padre de su hijo, tras denunciar al actor por malos tratos.

Daniel Sancho, dos años después: su aspecto, su nuevo proyecto y su vínculo con España

Más allá de estas llamadas y conversaciones, se conocen otros detalles sobre la situación de Sancho en prisión. Su abogado confirman que sigue con el pelo corto, sin la melena rubia con la que fue conocido. También que está absolutamente en un nuevo proyecto: la escritura de sus memorias, que no solo se referirán al caso de Edwin Arrieta, sino que abarcarán su vida en general. Para concluir, se asegura que Daniel está "muy bien informado" de lo que sucede en España. "De todo lo que pasa, la situación política, todo...", admite el abogado.