Así es Roser Alentà, la madre de Marc Márquez: su antiguo trabajo, la relación con sus hijos y cómo vive sus triunfos
Aparte del constante apoyo que recibe de su novia Gemma Pinto, el piloto de MotoGP también cuenta con el respaldo incondicional de su madre en todos sus logros profesionales
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Lleva la velocidad en la sangre desde que nació en un pueblo de Lérida. A sus 32 años, Marc Márquez es uno de los pilotos de motociclismo más importantes a nivel mundial. No obstante, aunque se ha recorrido gran parte del mundo en moto y ha sido campeón del mundo hasta en ocho ocasiones (seis de ellas en moto GP), sigue muy arraigado a sus orígenes en su Cervera natal y hace mucha vida en familia junto a su hermano Álex, con el que comparte profesión, y sus progenitores. Fue su padre Julià Márquez, quien le introdujo en el mundo de las motos, aunque a su madre Roser Alentà le ha dado mucho respeto. Sin embargo, a pesar de la preocupación, ella es uno de los principales pilares de sus hijos, apoya sus deseos y sueños, y les dio el impulso que necesitaban económicamente -junto a su marido- para dedicarse en cuerpo y alma al mundo del motor.
La vida de Roser Alentà, antes de que sus hijos fueran pilotos
Aunque nunca suele aparecer en ningún sitio y prefiere mantenerse al margen de la vida de sus hijos, en alguna ocasión, Roser ha concedido alguna entrevista. Y en una de esas charlas con ella, contó una curiosidad, que a más de alguno le sorprenderá. "Marc fue concebido la noche que el Barça ganó la primera Champions, en el 92. Ese día con la euforia, Juliá (su padre) y yo no pusimos medios y mira, ahí llegó Marc nueve meses después", contaba como curiosidad en un reportaje para el periódico 'Artículo 14'. Ya han pasado 32 años de aquello, pero hay cosas que siempre se recuerdan. Al igual que nunca podrá olvidar cómo era su vida antes de que Marc y Alex hicieran sus primeros 'pinitos' en el mundo del motor.
"Yo no he ido de vacaciones nunca ni he tenido fines de semana. Todos me los pasaba en la caravana yendo a correr a cualquier minicircuito. Me pasaba los viernes cocinando y metiendo la comida en fiambreras, preparando la ropa y la roulotte. Y el domingo, pues lavaba, limpiaba y arreglaba todo y el lunes, a las ocho iba a la oficina", explicó Roser Alentà en una entrevista para el Periódico de Aragón. Aparte de dedicarse a tiempo completo a sus hijos y de volcarse en la formación deportiva de ambos, Roser trabajó como secretaria en el departamento de Tráfico de la compañía de transportes Logix Logística Integral, al lado de su casa de Cervera en Lérida.
La relación madre e hijos entre Roser, Marc y Alex
Esos niños que se criaron en un pueblo de Lérida, siguen siendo los mismos, pero con más años. "Desde que Marc tenía 12 años y Alex 8, siempre han formado un pack". Así lo explica Roser que dice que "son idénticos", aunque también ha habido cambios. De pequeños, "Marc siempre lloraba, siempre pedía, no comía y Álex eran un auténtico encanto, todo le iba bien. Y ahora, es al revés. En casa, Marc es más de la mamá, cariñoso, y Álex es como más libre, independiente", explicaba. No obstante, si hablara de las llamadas telefónicas, Alex se lleva la palma. "Siempre tengo su llamadita de 'mami, qué haces; mami, te quiero; mami, te encuentro a faltar...".
Acostumbrada a ver las carreras en soledad y desde la comunidad del hogar. Uno se pregunta: ¿por qué no querría una madre ver a sus hijos ganar a pie de pista? La respuesta es sencilla: por costumbre. "Todo empezó porque ellos se iban con Julià y yo me quedaba en casa. Y, claro, me acostumbré a ver las carreras sola en el salón, tranquila, reposada, concentrada", explicó Roser en una entrevista con Emilio Pérez de Rozas (de El Periódico de Cataluña), biógrafo del mayor de los Márquez. Aunque también ha ido mucho a los circuitos, pero nadie la ve. "Me voy a sus habitaciones y lo veo allí sola, como si estuviese en casa. Me aíslo y me encuentro más recogida", comentó. Es cierto que ver a tus hijos subirse a una moto que alcanza más de 300 kilómetros por hora no es fácil de digerir, pero Roser siempre ha antepuesto el disfrute de sus hijos por encima de sus miedos. Para ella, lo son todo.
Los triunfos de sus hijos son los suyos propios
Una de esas veces en los que Roser ha dejado la habitación solitaria y ha bajado al box, fue durante la última jornada del circuito de Montmeló, en Barcelona. Àlex Márquez quedaba en primera posición ante su hermano y Marc Márquez se ganaba la medalla de plata, pero con sabor de oro por la victoria de su hermano. "Estoy más contento que ayer. Si alguien tenía que cortar la racha, tenía que ser mi hermano. Se lo medio perdonamos (...) Se lo merece y más con la racha que tenía".
Mientras que Julià Márquez y Gemma Pinto seguían cada vuelta desde el 93 de Marc, Roser eligió vivir la carrera pegada al 73. Por eso, al enterarse de la victoria, madre e hijo lo celebraron con un baile que se volvió viral. Aquel día, se sintió como "la madre más feliz del mundo", dijo que Marc "hizo de hermano mayor" y agradeció la victoria de su hijo pequeño, que normalmente catalogan como el 'hermano de', "porque se lo ha currado y se lo ha ganado". "Por fin, tiene todo lo suyo", afirmaba.