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Para Ainhoa Arteta el 2021 fue, sin lugar a dudas, el peor año de su vida. Después de sufrir un infarto y contagiarse de coronavirus, la soprano tuvo que ingresar en el hospital a causa de un cólico nefrítico que derivó en una septicemia generalizada, por la que se le necrosaron las falanges en dos de sus dedos. Por si fuera poco, la cantante lírica acaba de ser operada a “cuerda abierta” tras un problema en sus cuerdas vocales, una intervención que ha sido un éxito pero que le obligó a parar en seco su carrera.
“Ha sido un momento bastante difícil. Sobre todo porque salía, bueno, estoy todavía saliendo, de varias amputaciones y de injertos. Aún no estoy del todo recuperada. He pasado mucha angustia, mucho miedo. Pero más que por otra cosa, por la salud. No tanto por la historia mediática”, se sinceraba en una entrevista exclusiva para Shangay.
“Para mí lo primordial de todo esto, en lo que yo me centraba, es en que había sobrevivido, primero porque me podía haber muerto, fue cuestión de horas, y yo me centraba en eso. He sobrevivido, y ahora tengo unas secuelas que superar. En eso me he concentrado”, comentaba sobre su ausencia Ainhoa Arteta, que no esconde sus manos después de lo sucedido:
Ainhoa, con energías renovadas y un ilusionante proyecto profesional en el teatro, explica a este medio que siempre ha expuesto públicamente sus experiencias positivas, y las que no lo han sido, que han sido “auténticos traumas, o dramas”, también ha sacado el lado más optimista de cara a la galería. Más ahora, en plena pandemia, en los que necesitamos un “positivismo extra”. “Pienso que hace falta enviar mensajes a la gente de ánimos, que la vida sigue y hay que estar todas”, no ha perdido Arteta la garra que la caracteriza pese a su sucesión de tragedias.
Como era de esperar, Ainhoa también ha tenido que enfrentarse a las preguntas relacionadas a su separación con Matías Urrea. Después de permanecer este tiempo en silencio, la soprano ha hablado alto y claro para dejar claro que su posición ante los medios es inamovible.
“No he hablado mal en el momento ese que fue tan duro, y desde luego no lo voy a hacer ahora. Para nada. No es mi liga. Al final, el tiempo pone las cosas en su sitio. Yo, en ese momento estaba, tenía que estar, concentrada en mi recuperación. Como sigo ahora (…) Tengo cosas a las que sí merece la pena ponerles mi empeño total: mis hijos, mi familia, mi carrera… Mi vida”, sigue centrándose en su bienestar y respaldándose en su entorno.