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Sara Carbonero es una de las periodistas deportivas más icónicas de nuestro país. Hace cinco años dejó su puesto como presentadora de Deportes Telecinco para embarcarse en una nueva aventura junto a su marido, el futbolista Iker Casillas, cuando fue fichado por el Oporto FC. En la ciudad portuguesa, Sara e Iker emprendieron una nueva vida, acompañados por sus dos hijos Martín y Lucas.
Allí había encontrado la tranquilidad, lejos de la prensa y muy cerca del mar. Era normal ver a Sara dando paseos por las tiendas de la costa, por el paseo marítimo o yendo a ver a Iker al campo. Pero el mes de mayo de 2019 fue especialmente duro para ellos y sus vidas dieron un vuelco: Iker sufrió un infarto de miocardio durante un entrenamiento y Sara anunció que padecía cáncer de ovario.
“Cuando aún no nos habíamos recuperado de un susto, la vida nos ha vuelto a sorprender. Esta vez me ha tocado a mí, esa dichosa palabra de 6 letras que todavía me cuesta escribir”, comentaba Sara en una publicación en su Instagram. Lo cierto es que la periodista, sobre todo a través de sus redes sociales, se ha mostrado como una persona muy optimista ante las adversidades de la vida.
Por eso, en su comunicado, tampoco faltó la esperanza y la confianza en que todo iba a salir bien: “Sé que el camino será duro, pero también que tendrá un final feliz”. En pocos minutos, el post se llenó de mensajes de ánimo de personas cercanas a su entorno y de todos sus seguidores, quienes quisieron apoyar a la pareja en esa etapa tan complicada.
Todos sabemos que el camino en la lucha contra el cáncer es largo, pero Sara ha dejado claro que no le falta motivación para acabar con “el bicho”. Tras la publicación donde anunciaba que padecía la enfermedad, se sucedieron otras en las que Sara mantuvo intactas esas ganas de seguir luchando. Por ejemplo, al mes siguiente, en junio, compartió con sus seguidores uno de sus mantras: “Aún estamos a tiempo de todo”. Y expresaba que solo quería tener en su vida a personas y cosas que sumaran y no que restaran e hicieran de ella algo más complicado. Además, resaltaba la importancia del “aquí y ahora”.
Con la llegada del verano también quiso compartir un bonito fragmento de uno de los libros de Nerea Delgado. “Bajaremos desde mi tatuaje a las orillas de Cádiz. Olerá a crema de playa y me besarás los hombros. Pondrás cara de 'qué poco me gusta la crema de playa, pero cuánto me gustan tus hombros”, compartió Sara a través de su perfil de Instagram. Para la pareja, Cádiz es un lugar especial, allí es donde suelen veranear, y es un lugar que les ha servido de refugio en los momentos complicados y les ha permitido no perder las ganas de disfrutar de la arena, la sal y el verano.
Para Sara ese verano de 2019 fue complicado. Tal y como ella compartió en su perfil de la red social “las cosas más cotidianas y banales del mundo han dejado de serlo para convertirse en instantes únicos y mágicos y muchos problemas se han ido de golpe”. Y es que Sara sacó fuerzas de lo más hondo de su ser: “Porque la vida es así, un cambio constante, un regalo precioso pero envenenado. Una rosa con espinas, como la que me ha traído esta mañana del parque Martín a la cama”.
Tras preguntarle si se había hecho daño al cogerla, el pequeño le respondió que sí. “La rosa no deja de ser bonita por tener espinas, ni las espinas dejan de hacer daño porque tengan rosas. Siempre hay algo de dolor en lo bello y mucho de belleza en la adversidad”, explicaba la periodista. Y concluía con una rotunda frase: “Y en esas estamos, consiguiendo que los ratos buenos superen con creces los menos buenos”. Y finaliza su post haciendo referencia al comentarista deportivo ya fallecido Andrés Montes: “La vida puede ser maravillosa”.
En otra imagen, donde se ve a la periodista en una zona rocosa de Navalucruz, el pueblo de Iker, ella parafrasea una canción de Rozalén: “Las verás llorar, no han encontrado el consuelo a una misma, pues los poderes son pa' los demás. Las hadas buscan, sueñan y nunca desisten. Las hadas luchan por hacer su meta realidad”. Parece ser que la joven se identifica muy bien con ese ser místico, que no tiene ganas de rendirse.
En otra publicación, ya del mes de octubre, Sara parafrasea, también, al escritor Mario Benedetti. Junto a una imagen del mar y unas gaviotas volando libremente, escribe parte de uno de los poemas más famosos del uruguayo. “Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos”, comenta en el post. Dejando constancia de que a veces en la vida está bien bajar la guardia, mostrar las debilidades, pero siempre hay que saber salir de ese estado y volver a celebrar los momentos bonitos.
Una de sus últimas publicaciones más esperanzadoras fue la que compartió el pasado mes de febrero. En ese post, Sara se hace eco de uno de los fragmentos del escritor JF Torres. “Y me niego rotundamente a aceptar oírte que tienes las alas rotas. Tal vez rotas. Tal vez oxidadas. Pero no rotas. Tú no. Solo hay que mirarte. Y si tú no sabes mirarte, déjame que lo haga yo. No-están-rotas”, reza el texto compartido por la periodista.