Gema Palacios, farmacéutica, sobre la importancia de dormir bien: “La mejor crema antiedad empieza con una buena noche de sueño”

Le preguntamos a una farmacéutica cómo puede efectar dormir mal y poco a nuestra piel. Y su respuesta es clara: "envejece", dice Gema Palacios
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Dormir bien no solo es un placer, también es una necesidad física y, por qué no decirlo, también estética. Gema Palacios, farmacéutica experta en salud cutánea y bienestar integrativo, lo tiene claro: por las noches hay que descansar y no hay mejor tratamiento que ese para tener la piel sana, luminosa y joven. Y, lo mejor de todo, es gratis.
La noche, el colágeno y la elastina, el triunvirato antiedad
Mientras dormimos, la piel se pone manos a la obra. “Es su momento de reparar los daños sufridos durante el día, como los provocados por el sol, la contaminación o el estrés, y de fabricar colágeno y elastina”, explica Palacios. Estas dos proteínas son clave para mantener la piel firme y elástica. Además, durante el sueño se activa la microcirculación, lo que mejora el aporte de oxígeno y nutrientes a las células. “Es como si la piel recibiera un servicio express de entrega de energía justo cuando más lo necesita”, añade.
Pero no basta con tumbarse en la cama. “Entre 7 y 8 horas reales de sueño son necesarias para que la piel entre en su fase completa de reparación celular”, advierte. Y es que una piel descansada no solo se ve mejor, también responde mejor a los cosméticos. “Sus células están más receptivas y pueden asimilar con eficacia los activos que aplicamos. Dormir bien no es un lujo, es parte del tratamiento”, sentencia.
De hecho, hay una frase que Gema Palacios siempre repite a sus pacientes y es que, según ella, “la mejor crema antiedad empieza con una buena noche de sueño”.

Una piel cansada envejece antes
Así, como lo lees: si duermes poco, envejeces antes. Y es que los efectos de dormir mal se notan enseguida: piel apagada, ojeras, bolsas y arrugas más marcadas. Pero lo más grave ocurre por dentro. “El cortisol, la hormona del estrés, se dispara. En exceso, destruye colágeno, favorece la inflamación y ralentiza la regeneración celular”, explica Palacios. La barrera cutánea se debilita, la piel se vuelve más seca y reactiva, y pierde resistencia. “Es como una tela fina que se desgasta con cada lavado”, compara.

Además, el insomnio o el sueño irregular pueden agravar patologías como el acné, la dermatitis o la rosácea. “El mal descanso genera inflamación sistémica y debilita las defensas cutáneas. Los brotes se vuelven más frecuentes y la piel más reactiva”, advierte. Por eso, antes de ajustar una rutina cosmética, Palacios siempre pregunta por los hábitos de sueño: “Si el cuerpo no descansa, ningún tratamiento puede rendir al 100 %”.
¿Y los cosméticos? ¿Pueden compensar el mal dormir? “Podemos ayudar, pero no sustituir”, responde. Los productos nocturnos con antioxidantes, péptidos o retinoides son aliados valiosos, y los tratamientos de cabina como la luz LED o la oxigenoterapia pueden aportar energía. Pero sin descanso, la piel no los aprovecha igual. “Dormir bien sigue siendo el tratamiento antiedad más potente… y el único que es gratuito”, concluye.

Así que ya lo sabes: antes de buscar el siguiente sérum que te prometa alisar las arrugas en cuatro semanas, que los hay y funcionan, haz algo más barato. Apaga el móvil, aléjate del ruido y deja que tu piel trabaje por ti. Porque, como le gusta decir a la farmacéutica Gema Palacios, “un buen glow no te quita los marrones, pero, créeme, te alegra el día”.
