Flequillo y rizado. ¡Sí se puede!

  • El pelo rizado natural está de moda. Y sí, también con flequillo

  • Te contamos qué debes tener en cuenta a la hora de ir a cortarte el pelo si tu melena es curly

  • También te explicamos qué técnicas de peinado puedes seguir para conseguir el flequillo rizado que deseas

Tener el pelo rizado es lo más. Y hay que decirlo bien alto porque durante muchísimo tiempo las melenas rizadas han pretendido ser lo que no eran bajo el yugo de planchas y secadores. Por alguna razón inexplicable, muchas mujeres de pelo rizado eran incapaces de verse bien con él. Pues bien, esos tiempos quedaron atrás y pocas cosas destacan tanto como una melena con su rizo natural. Ahora toca dar un paso más. Aceptar y reivindicar nuestros rizos con orgullo está muy, pero que muy bien. Pero la liberación curly no puede admitir restricciones del tipo “rizo sí, pero flequillo no”. Y no es solo una cuestión de libertad estilística, sino de buen criterio: el flequillo con pelo rizado sienta de escándalo.

El combo melena+flequillo no es algo que solo se puedan permitir aquellas que tienen el pelo liso y con un acabado pulido. Olvida miedos del tipo “me hará la cara redonda” o “pareceré siempre despeinada”. Si tu melena es rizada y sueñas con llevar flequillo, adelante. Eso sí, cuando lo hagas nada de alisarlo para que no abulte, o conseguirás justo lo contrario de lo que pretendes.

Pon tus rizos en manos de un buen peluquero

Si quieres conseguir ese corte de impacto, que respete tu rizo natural y armonice con tus rasgos faciales, tienes que empezar por aquí. Esto no quiere decir que te vuelvas loca buscando una peluquería carísima o que tengas que acudir al estilista de más renombre de la ciudad, pero sí que valores con cierto detenimiento en qué manos dejas tu look capilar.

La cuestión es que un buen corte en una melena rizada es más complicado que en una lisa, por eso no está de más que te asegures de dar con un buen profesional que sepa reconocer cuál es tu tipo de rizo y que te asesore con toda confianza sobre el corte que más te conviene para presumir de melena leonina. Y es que, aunque hablemos de pelo rizado en general, no todas las melenas son iguales ni en grosor ni en tipo de rizo. Un detalle importante a tener en cuenta es que un cabello rizado es mejor cortarlo en seco, porque el rizo mojado siempre tiene menos volumen y más longitud, algo que no ayuda a conseguir el corte que buscamos.

Si no lo haces así, es muy posible que te encuentres con que el resultado final no tiene nada que ver con el de la foto de la revista del que te habías encaprichado.

Aprende a cuidar tu flequillo rizado también en casa

El flequillo rizado que buscamos cumple con estas tres características: volumen, hidratación y definición. Para conseguirlo hay que trabajarlo por separado, nunca a la vez que el resto de la melena. Utiliza un buen producto que hidrate tu pelo sin apelmazarlo y que no te exija el uso del secador.

Puedes definir el rizo del flequillo sin complicaciones con la técnica finger coil: separa el flequillo en diferentes mechones, aplica el producto hidratante y enróllalos con el dedo haciendo un movimiento en espiral. Puedes dejarlos entonces al aire y terminar de separarlos cuando se sequen. Después tú decides si peinar el flequillo a un lado, con la raya en medio, o si lo dejas caer sobre la frente.

También podemos optar por el pulsing, que es la forma más tradicional y fácil de marcar el rizo. Consiste en presionar o pulsar el pelo mojado con las manos y da muy buenos resultados. Con este método se consigue más volumen y unos rizos menos definidos, algo que también puede interesarnos si buscamos un acabado más salvaje y natural.

Existen otras técnicas para conseguir rizos definidos, como el plopping, pero se aplican a toda la melena y no solo al flequillo; o la técnica praying hands, que se realiza poniendo el producto en las manos y luego colocando el cabello entre ellas. La posición de las manos imita la del rezo, y a partir de ahí se van bajando hasta pasar por todo el cabello. Después hay que estrujarlo como si lo amasáramos para conseguir el rizo que queremos.