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No es necesario esperar al verano para poner nuestro cuerpo a punto. De hecho, no deberíamos, y eso incluye cuidar nuestra alimentación y hacer ejercicio de manera habitual. Pero cuando buscamos alguna ayuda extra para reforzar nuestros esfuerzos por cuidarnos podemos elegir cosas tan placenteras como un masaje. En concreto, el masaje Manila, ideal para mejorar la circulación, eliminar toxinas y remodelar la figura.
Cuando intentamos, además de no ganar peso, conseguir una figura estilizada, siempre dentro de nuestra fisionomía, podemos encontrarnos con escollos que dificultan que lo consigamos. La acumulación de toxinas o la retención de líquidos suelen estar ahí y no nos permiten lucir una piel lustrosa, o son la causa de hinchazón que nos hace ganar volumen en determinadas zonas del cuerpo aunque no acumulemos grasa en ellas. Las piernas, por ejemplo, son propensas a la formación de celulitis por mucha dieta y ejercicio que hagamos.
Una alimentación poco saludable, el sedentarismo y la genética suelen estar detrás de estos problemas pero, como decimos, aunque nos esforcemos por mejorar nuestros hábitos no siempre es suficiente.
Los masajes son una técnica manual que, además de ser un regalo para los sentidos, pueden ser muy eficaces para movilizar la grasa y eliminar los líquidos que retiene nuestro cuerpo. Pero, evidentemente, no todos los masajes son iguales. Hoy ponemos la mirada en los masajes orientales, en concreto de Filipinas, para descubrir qué pueden hacer por nuestra silueta. .
Cuando hablamos de masaje oriental, hablamos de técnicas milenarias indígenas dirigidas a cuidar del cuerpo y el alma desde una perspectiva casi espiritual. Son masajes profundos que pretenden lograr el equilibrio físico y mental reduciendo el estrés, activando la circulación sanguínea y eliminando dolores musculares.
Además, los filipinos presumen de dar los masajes no solo con las manos, sino también con el alma, con la intención de desbloquear nuestra energía, que puede estar estancada por el estrés diario, devolviéndonos el equilibrio.
Solo por estas razones permitirnos masajes filipinos con frecuencia puede ser un elemento clave para nuestro bienestar. Y si también pensamos en cómo pueden ayudar a mejorar nuestro aspecto físico, seguimos sumando puntos a favor.
Aunque se haya puesto de moda con fines estéticos, el masaje Manila no abandona su objetivo de sanar el cuerpo, tal y como marcan sus orígenes indígenas. El masaje se realiza, como siempre se ha hecho, utilizando hierbas medicinales cuidadosamente seleccionadas. Se extienden sobre el cuerpo y se realizan una serie de maniobras 100% manuales de alta intensidad. Estas maniobras calientan el cuerpo, diluyendo así el tejido adiposo que se ha transformado en grasa localizada. Se activa la circulación sanguínea, lo que permite la eliminación de la grasa sobre la que se ha trabajado, al mismo tiempo que los líquidos retenidos y las toxinas.
Y para ayudar a obtener mejores resultados y a sanar por dentro y por fuera, antes y después del masaje te ofrecen una infusión depurativa que equilibra la temperatura corporal y aumenta la eliminación de las toxinas acumulada. No olvidemos que la ingesta de líquido, sobre todo si es tibio, es esencial para nuestra salud, así que tanto el agua como las infusiones deben seguirse tomando tras el masaje, como un buen hábito diario.
Aunque se trate de un masaje para todo el cuerpo, se trabajan en profundidad aquellas zonas que más lo necesitan, es decir, espalda, abdomen, muslos, glúteos, rodillas y tobillos. En ellas es donde se acumula la grasa más visible y los líquidos retenidos. Pero también los dolores, como los que se producen en la espalda, o molestias como las piernas cansadas. Las piernas, además, son propensas a la celulitis, que se reduce de manera visible. Los tobillos, una de las zonas que más se hincha por la retención de líquidos, se afinan y aligeran. El masaje en el abdomen no solo moviliza la grasa, sino que sanea el sistema digestivo que tanto influye en nuestra salud. Por último, se estimula el retorno venoso y linfático por todo el cuerpo. El resultado es un cuerpo remodelado y una piel reafirmada.
Claro que podemos notar resultados tras un único masaje Manila, sobre todo en lo bien que nos sentimos tras una experiencia de este tipo. Pero se trata de un complemento a otros cuidados imprescindibles, como la buena alimentación y el ejercicio físico. Si queremos notar unos efectos visibles y que permanezcan en el tiempo lo ideal es recibir al menos 5 masajes (uno a la semana), y en la medida de lo posible aficionarnos a ellos para evitar que el exceso de líquidos o la grasa vuelvan a instalarse en nuestro cuerpo. Desde luego, nos parece una manera de lo más placentera de cuidados por dentro y por fuera.