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Un maquillaje profesional depende en gran medida de la destreza de quien lo realiza, pero también de los productos y herramientas que se utilizan. Una de las piezas fundamentales es contar con un set de brochas de maquillaje que contenga al menos las imprescindibles. No se trata de tener un estuche profesional, pero sí hay que contar con las cuatro o cinco, las necesarias para trabajar bien las bases, los polvos y los ojos.
Los distintos usos vienen marcados por la composición, la forma y el tamaño. Por su composición cabe distinguir entre brochas de pelo natural o sintético y por su forma las encuentras planas, redondeadas, en abanico, biseladas, en punta, ovaladas y kabuki
Disponer de un buen set y mantenerlo limpio y correctamente colocado (en un estuche o en vertical dentro de un vaso), es un buen principio para un maquillaje casi profesional.
La gran diferencia entre las brochas de pelo natural y las de pelo sintético es que unas se utilizan para diferentes tipos de maquillaje y si son de calidad, ambas son igual de buenas.
Las brochas de pelo natural, generalmente de mapache, marta, poni o cabra, se usan para aplicar maquillaje en polvo porque son suaves, resistentes y ayudan a captar y depositar más cantidad de producto.
Las de pelo sintético, habitualmente nylon, son las que se deben usar para aplicar el maquillaje líquido u oleoso, entre ellos los correctores y bases, porque absorben menos producto que las de pelo natural, de manera que el maquillaje quedará depositado en la piel y no desperdiciado en el pelo de la brocha, además son más fáciles de limpiar al tener una superficie más lisa.
La forma es otro de los factores que determina para qué sirve cada brocha Aunque el listado de brochas y pinceles es casi infinito, es posible funcionar bien con un set básico de cinco brochas y pinceles que consta de los siguientes: dos pinceles para los ojos, uno para aplicar la sombra y otro biselado para delinear, un pincel de pelo sintético para el corrector, una brocha de corte redondo y pelo natural para aplicar todos los productos en polvo (colorete, polvos sueltos y polvos bronceadores) y una brocha de pelo sintético para la base.
De manera resumida, esta es una guía rápida si quieres conocer los distintos tipos de brocha y saber para qué sirve cada una.
La base de maquillaje se puede aplicar con una esponja e incluso con las manos, pero si prefieres hacerlo con una brocha puedes elegir entre dos: una brocha tipo mofeta o una brocha lengua de gato.
La brocha mofeta es muy versátil pues permite trabajar tanto las bases líquidas como el maquillaje en polvo. Está compuesta por cerdas de doble fibra, naturales que son negras y sintéticas que son blancas. La parte externa es menos densa y la interna es más abundante. Tiene una forma circular y plana en la base y se utiliza si buscas un acabado no demasiado cubriente.
La lengua de gato es una de las mejores brochas para la aplicación del maquillaje líquido. Es una brocha plana, tupida, de cerdas firmes y punta redondeada que proporcionan mayor cobertura y precisión en la aplicación de los maquillajes líquidos o en crema.
Es necesario utilizar dos brochas diferentes, una para la aplicación de los polvos sueltos o compactos y otra para el colorete, aunque sólo con la última te puedes apañar bien.
Para aplicar polvos en todo el rostro, las brochas más utilizadas son las kabuki, que son fáciles de reconocer: son cortas, redondas, muy pobladas, de forma abombada y de cerdas muy suaves. Nacieron para aplicar el maquillaje mineral, pero se utilizan para todo tipo de maquillaje en polvo, pero al ser muy compacta coge mucho producto y por eso se recomienda dar un par de golpes secos en el aire para sacudirla antes de aplicarlo en la cara.
Si no tienes una kabuki, puedes aplicar los polvos con cualquier brocha de cabezal grande, redondeado, con pelo largo y suelto para que abarque de una pasada todas las zonas del rostro y mejor si es de pelo natural.
Para el colorete, lo ideal es disponer de una brocha especial, más estrecha que la anterior, pero también de pelo largo y suave. Las hay de diferentes tipos: puntiagudas, redondeadas o biseladas y lo ideal es elegir aquella que te resulte más cómoda, aunque la redondeada te puede servir para aplicar también el maquillaje en polvo (pero no al contrario).
Para los ojos bastan dos tipos de pinceles: uno suave con forma lengua de gato, de cabezal corto y tupido para aplicar la sombra y otro firme y biselado para el eyeliner, aunque puedes prescindir de este último si sólo utilizas lápiz de ojos o el eyeliner lleva el pincel incorporado.
El último pincel imprescindible es el que necesitas para aplicar el corrector, salvo que el tuyo lo lleve incorporado, que debe ser pequeño, tupido y de pelo sintético, además te servirá para aplicar el maquillaje en el contorno de ojos.