Santi Balmes, de 'Love of Lesbian': "Soy adicto a la creación y a la magia"

divinity.es 13/03/2016 19:01

Cuatro años después de pasar 'noches eternas' y siete de gritar 'allí donde solían', los lesbianos vuelven a subirse a la órbita con su nuevo disco, 'El Poeta Halley', en el que hablan precisamente de ciclos vitales y de la combinación de momentos de luz y de oscuridad total que trae la inspiración. Han cambiado. Se han pasado un año en casa, pensando mientras iban a recoger a sus hijas al colegio hacia dónde querían dirigir su música. Ya no son los mismos ni quieren/pueden serlo. Nos reciben en la sede de la discográfica Joan Ramón, Oriol, Jordi y Santi Balmes, gurú del lirismo lesbiano y quien contesta. Por cierto, Serrat ha grabado con ellos uno de los 13 temas. ¿Su nuevo sonido? Extraño y acogedor al mismo tiempo.

¿Quién es el 'Poeta Halley'?

Es un alter ego, un súper yo que sueñas alcanzar. Era una manera de reflejar la intermitencia de la inspiración y de la vida en general. Habla de los ciclos. Cada vez que sacamos un disco se convierte en un ciclo entero de nuestra vida. Y cuando vamos a una ciudad al cabo de dos o tres años es como si hubiera aparecido un cometa. Hablamos del encuentro, el hallazgo, una combinación de momentos de luz con oscuridad total cuando no te salen las cosas como quieres. Hay que saber valorar esos momentos de luz e inspiración. Cuando llega y dices: 'ya está, lo tengo'. Soy adicto a la creación y a la magia, pero no siempre puedes ser lo brillante que te gustaría.

¿Da miedo cuando no llega la inspiración?

Antes no tanto, pero cuando vives de esto sí: da mucho miedo cuando no llega la inspiración. Sobre todo si se convierte en tu pan, pero no solo por eso… También por la gratificación, cuando no te llega lo pasas mal. Necesitas esa catarsis. Necesitamos ese cambio de piel constante.

¿Cómo es este nuevo cambio de piel?

Venimos muy frescos. Hemos tenido un año entero para reflexionar hacia dónde queremos ir y para quitarnos ideas preconcebidas. Hemos acentuado las cosas que nos hacen diferentes. Ha sido una búsqueda de carácter, un 'slow thinking' en casa. Y hemos cogido otra vez el pulso de la vida cada uno en su hogar, que hacía mucho tiempo que eso no pasaba, porque no había acabado la ficha del tiovivo de '1999' y ya estábamos subidos otra vez con 'La noche eterna'. Necesitábamos bajarnos un poco. Nos hemos quitado también las ganas de agradar a todo el mundo. Lo que sí tengo ahora muy presente es que me niego a no disfrutar nuestro momento al cien por cien, como nos ha pasado antes. Muchas veces hemos estado tocando y pensando que deberíamos estar en otro lado: ‘joe, mi hija tiene fiebre y debería estar en casa’. Pues ahora, a tope.

¿Puede seguirse vuestra biografía por los discos?

Absolutamente. Es un álbum hay escondidas muchas vivencias. En cada tema hay escondida una ilusión, una imaginación, muchísimas cosas.

¿Muchos secretos?

(Risas) Todas las letras tienen algo personal, pero siempre hay también ficción. Los aludidos suelen saber que va para ellos, es un entorno muy reducido el nuestro, pero siempre intentamos que los sentimientos que queremos plasmar sirvan para mucha gente. Para eso usamos un lenguaje lo suficientemente mágico y metafórico, porque a veces la concreción expulsa.

¿Te consideras algo adicto a la melancolía?

Adicto no, pero sí la recibo bien y la utilizo para conseguir canciones que tengan más duración en el tiempo. Aunque te diré que entre los del grupo, si nos escuchasen por un agujero, verían que somos lo más burro que te puedas encontrar. En nuestro día a día, con nuestros hijos y nuestras parejas, no te creas que somos ultra sensibles. Ni mucho menos. Justo tener la música es lo que nos permite enfocar esa parte muy normal. En la vida somos más ligeros.

¿Os cuesta hablar de sentimientos?

Si haces canciones, lo más probable es que no seas muy espontáneo con los sentimientos en su día a día…

¿La música cura?

¡Desde luego! Cura y equilibra. A veces escribir las cosas las pone en su lugar. Por ejemplo el nuevo tema de 'El Yin y el Yen', ["Cuando te conocí pensé que eras idiota, arrogante y cabrón"] exploté, lo escribí y listo. Yo recomiendo mucho escribir en el día a día. Nos ahorraríamos muchos psicoanalistas.

¿Cuál es vuestra canción favorita de este disco?

'Psiconauta', el tema de nueve minutos. Es el pilar del disco. El primero, el que puso en marcha el engranaje del resto. Como cuando empiezas una casa: fueron los cimientos fuertes. O si no también 'Bajo el volcán', que es el single y el que mejor resume el espíritu del grupo.

¿Ese tema va de desamor con esperanza?

(Risas) Desamor con esperanza, sí. El salto del cambio de carácter que puedes tener en una situación vital diferente. Cómo de repente alguien que siempre ha sido brisa se convierte en un huracán destructivo. Narra una cosa que pasó en veinte minutos, pero la canción lo eterniza y parece un proceso más largo. Hemos enganchado esa emoción y la hemos encapsulado, pero eso no quiere decir que seamos huracanes constantemente. Ni brisas. Las emociones son transitorias: anidan en ti y luego emprenden el vuelo.

¿Sabes cuándo va a funcionar un tema?

Normalmente sí. Al menos qué versos van a calar y cuáles van a ser criticados.

¿Tu verso favorito del disco?

(Se lo piensa) 'Que alguien me salve, a veces despierto y soy yo'. Me parece que hace mucha pupa. Será una de las frases que quizá veremos tuiteada o tatuada.

¿Se tatúa mucho la gente?

Mogollón, es un flipe. Hace poco nos pidieron que le firmásemos a alguien el brazo y luego nos mandó la foto de las firmas tatuadas. Estamos haciendo un bote para que se lo quite (risas). Al final es algo que tú no harías...

'Mataré monstruos por ti' será otra de las frases que habéis visto en muchos tatuajes…

La verdad es que sí. Hay frases potentes como esa y otras de risas. Por ejemplo, 'si tú me dices Ben, yo digo Affleck' nació primero el título, que nos hacía mucha gracia como broma entre nosotros, y luego la canción.

¿Es verdad que uno de tus primeros recuerdos fue con 'Eres tú' de Mocedades?

Totalmente: debía de tener dos o tres años, estaba en uno de esos parques de dejar a los niños. No podía ni verbalizar, es una sensación: olor de limpiacristales porque estaba la Cloti, la mujer de la limpieza que venía el sábado a mi casa, y mi madre puso el disco de Mocedades a toda castaña. Las armonías vocales me hicieron como despertar, no sé cómo explicarlo. También me pasó con Jesucristo Superstar. Estaría cagao incluso, yo qué sé (risas).

¿Qué música les pones a tus niñas?

Bowie, The Cure… Todos menos 'Love of Lesbian'. Está prohibido en mi casa. Su madre se lo pone, pero al menos delante de mí. Tengo un par de liantas y seguro que me dicen de todo y no creo poder soportar críticas duras por su parte (risas). Prefiero que sean otros que no conozco los que me critiquen. Suficiente vergüenza pasaron las madres y varios de nuestros hijos al principio en el cole cuando dicen que su padre tiene un grupo que se llama así.

¿De dónde viene de verdad vuestro nombre?

Hay muchas historias, pero la verdad es que fue un modo de llamar la atención. Me vino de pronto un día yendo en la moto: venía de un grupo lleno de prejuicios musicales y quería crear otra banda más rompedora, sin prejuicios. Era una época en que aún se grababan las maquetas en cintas y se mandaban a las discográficas a decenas y pensamos que ese nombre iba a llamar la atención del que lo recibiese. Y así fue.

¿Y crees que habéis conseguido hacer un grupo sin prejuicios?

Sin duda. Hacemos lo que queremos.