La importancia del lenguaje para cambiar el pensamiento y la sociedad

divinity.es 28/11/2014 15:08

Así me retó David Cantero la semana pasada: ¿Te imaginas que pasaría, Carme, si en los informativos hiciéramos algo así? ¿Si en cada noticia, en cada anuncio, en cada reportaje, en cada revista, en cada libro, se hablara predominantemente en género femenino? ¿Seríamos capaces de acostumbrarnos a oír hablar así por norma general, como las mujeres os habéis tenido que acostumbrar a los largo de los siglos?

Pues bueno, querido David, vamos a imaginar. Y a todos vosotros, queridos lectores, vamos a imaginar. Imaginemos que estáis viendo la tele, Informativos Telecinco, claro. Y me oís decir: "Una de ellas salió despedida. No llevaba puesto el cinturón de seguridad, y el choque del autobús contra el semáforo la lanzó por la ventanilla. Cuando llegaron los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por salvarle la vida". ¿De quién pensáis que estoy hablando? De una mujer, verdad. Pues no. Y lo vais a entender enseguida. Os lo cuento al final de este post.

Pero antes, ¿por qué es tan importante el lenguaje? Con tantas cosas graves que están pasando, ¿por qué fijarnos en cómo hablamos? Pues porque la lengua no es neutral, es un espejo de la sociedad que construye con palabras las realidades colectivas. Que las cosas sean un coñazo o la polla, que el hombre esté hecho un toro o la mujer una vaca, que un león sea un fiera en los negocios y una leona una fiera en la cama o que un perro sea el mejor amigo del hombre y una perra una malnacida dice mucho de cómo la sociedad nos ha visto a hombres y a mujeres. Puede parecer trivial, pero cambiando la lengua empezaremos a cambiar el pensamiento. Y cambiando el pensamiento empezaremos a cambiar la sociedad.

Os pongo otro ejemplo. Acordaos de cuando había secretarias, peluqueras, cocineras o azafatas. Ahora son asistentes de dirección, estilistas capilares, chefs y tripulantes de cabina. ¿Cuándo se ha producido el cambio? Pues cuando el hombre accedió a esas profesiones tradicionalmente femeninas. Sin que nadie diera la orden, la lengua cambió y convirtió a una secretaria en un asistente de dirección, porque las palabras construyen y constituyen nuestra visión del mundo. Secretaria, peluquera, cocinera o azafata parecían cosa de mujeres. Ya saben. Busquen si no en el diccionario español de referencia, el de la Real Academia de la Lengua.

Verdulero: Persona que vende verduras.

Verdulera: Mujer descarada y ordinaria.

Zorro: Hombre muy taimado y astuto.

Zorra: prostituta.

Gobernante: Hombre que se mete a gobernar algo.

Gobernanta: Mujer que en los grandes hoteles tiene a su cargo el servicio de un piso en lo tocante a limpieza de habitaciones. Encargada de la administración de una casa o institución.

Hombre público: El que tiene presencia e influjo en la vida social.

Mujer pública: Prostituta.

Fulano: para aludir a alguien cuyo nombre se ignora o no se quiere expresar.

Fulana: prostituta.

Huérfano/a:"A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre". Especialmente el padre. Especialmente el padre. ¿Qué os parece?

¡Ah! Y quedaba por resolver el acertijo del principio. Ahí va el texto completo:

"El accidente del autobús dejó tres VÍCTIMAS mortales. Una de ellas salió despedida. No llevaba puesto el cinturón de seguridad, y el choque del autobús contra el semáforo la lanzó por la ventanilla. Cuando llegaron los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por salvarle la vida. El hombre será enterrado mañana en su localidad natal".

Así que David, espero haber resuelto, al menos en parte, tu duda. Y ahí te planteo una mía para continuar con este blog a cuatro manos. ¿Te han preguntado alguna vez, en alguna entrevista, si el hecho de ser padre te había hecho pensar en dejar de trabajar? A mí sí, pero eso ya te lo contaré dentro de quince días.