Lydia Lozano y Charly se enamoraron a las 24 horas de conocerse: su romántica historia de amor
Lydia Lozano protagoniza la última portada de Semana, en unas imágenes donde se la ve visiblemente preocupada por la salud de su marido, Charly. Tras varios meses lidiando con problemas de espalda, una infección ha vuelto a llevar al esposo de la colaboradora de De Viernes al hospital. Mientras esperamos su recuperación total, recordamos la romántica historia de amor que Lydia ha vivido junto al arquitecto que conquistó su corazón

El romance entre Charly —cuyo nombre completo es Carlos García-San Miguel y Rodríguez de Partearroyo— y Lydia Lozano comenzó como una auténtica comedia romántica. En los vibrantes años 80, Lydia salía con un amigo de Charly cuando ambos se conocieron. Aunque la periodista ha aclarado en varias ocasiones que aquella relación ya estaba en proceso de disolución, el contexto no deja de ser curioso.

El encuentro fue completamente fortuito. Lydia y su entonces pareja fueron invitados a una cena en casa de la familia de Charly. Todo cambió cuando él abrió la puerta: vestía unos pantalones y unas zapatillas verdes que captaron de inmediato la atención de Lydia. Cupido no tardó en hacer de las suyas. El carisma de Charly hizo el resto. “Contó cómo hacía los chipirones en su tinta de una manera que me hacía reír hasta las lágrimas, ¡era divertidísimo!”, ha recordado Lydia. La conexión fue instantánea. Menos de 24 horas después, Charly la llamó para quedar, y ella no dudó en cortar con su pareja. Había encontrado al hombre de su vida.
Dos bodas y muchas anécdotas

Lydia y Charly se han casado en dos ocasiones. La primera fue el 22 de junio de 1990, en la iglesia de San Jorge, en Madrid. Como todo en la vida de Lydia, la ceremonia estuvo llena de anécdotas. Charly tuvo una despedida de soltero “memorable” y fue él, no Lydia, quien llegó tarde a la boda. “Mi padre me decía: ‘¿Tú crees que va a venir?’”, contó entre risas la colaboradora. Además, el sacerdote que iba a oficiar la ceremonia se dio de baja tres días antes, obligando a la pareja a buscar otro a contrarreloj. Lydia estaba tan nerviosa que incluso confundió sus votos: “Yo, Charly, te quiero a ti, Lydia…”, dijo, provocando la risa y la sorpresa de todos los asistentes.

En 2015, celebraron sus 25 años de matrimonio con una espectacular reboda por el rito tailandés en un restaurante asiático que frecuentan. Rodeados de más de cien invitados vestidos de blanco —como pidió Lydia—, revalidaron su amor en una fiesta inolvidable. Para la ocasión, Lydia lució una túnica de seda naranja con escote asimétrico, diseñada por su modista de confianza, que complementó con un ramo a juego y una flor violeta en el pelo suelto, “al estilo Brigitte Bardot”.
Un amor sin descendencia, pero pleno
Pese a su fuerte unión, Lydia y Charly decidieron no tener hijos. “No he sentido esa necesidad. Él hubiera querido, pero me dijo que no, y me volví a enamorar”, explicó Lydia, quien siempre ha defendido que su amor es lo suficientemente pleno sin necesidad de ampliar la familia.

Han cumplido a rajatabla sus votos matrimoniales de “en lo bueno y en lo malo”. Han superado juntos momentos difíciles, como problemas de salud o la pérdida de la madre y el hermano de Lydia. Pero también han vivido épocas memorables, con grandes viajes por todo el mundo y fiestas inolvidables en su chalé madrileño. Aunque él siempre ha querido mantenerse en un discreto segundo plano, la espontaneidad habitual de su esposa le ha traído a primera línea mediática. En el imaginario colectivo está la dedicatoria que le hizo cuando participaba en el programa de saltos de trampolín en el que concursó: "¡¡Por Charly!!", gritó mientras se sumergía lanzándose a varios metros de altura.
Sus 35 años de conexión, respeto y amor demuestran que estaban destinados a estar juntos. “Hay que saber que la persona que tienes al lado es tu mejor amigo y alguien a quien puedes contarle todo”, dijo Lydia en televisión. A sus 64 años, sigue tan enamorada como el primer día.
