Endogamia VIP: famosos que se tatúan los rostros de otros famosos

CARLOS OTERO 09/05/2016 13:32

El mundo de los tatuajes y las celebrities. Hoy en Oteradas vamos a centrarnos en una práctica cada vez más habitual entre los rostros del colorín: marcarse la piel con rostros de otros famosos. Novios, ídolos, familiares, amigos… cualquier parentesco sirve para grabarse con tinta el jeto de alguien.

Los últimos en apuntarse a esta extraña moda han sido Cristina Pedroche de Muñoz y José Fernando Ortega. La presentadora, que vive para su marido, se ha tatuado el perfil del cocinero en uno de sus antebrazos. Por otra parte, el hijo pequeño de Rocío Jurado y Ortega Cano ha querido homenajear a su madre en el décimo aniversario de su muerte con un inenarrable dibujo de la faz de ‘La Más Grande’ en su hombro

En la línea de José Fernando encontramos a los hijos de la Reina de la Copla, Isabel Pantoja . Chabelita. Su hermano, Kiko Rivera, mucho más místico, ha preferido tatuarse a otra celebridad internacional: Jesucristo. Justin Bieber, que tiene mucho en común con el primogénito de la tonadillera, también lleva ese mismo tatu.

Alaska y Mario optan por marcarse su piel con representaciones de dos de su mayores ídolos. Olvido Gara de Vaquerizo luce en su hombro una representación de ‘Divine’, la mítica actriz de las películas de John Waters. Su esposo se ha dibujado a Joey, el líder de la mítica banda de punk ‘The Ramones’.

En la misma línea la siempre transgresora Lady Gaga ha rendido tributo al eterno David Bowie tatuándose en su piel la portada del disco Aladdin Sane, un álbum que ha desempeñado un papel muy especial en la carrera de la diva pop, tal y como ella misma ha contado en su cuenta de Snapchat: "Esta imagen fue la que cambió mi vida", escribía tras postear la foto que ilustraba el proceso de tatuado.

Los hay que van más allá y se tatúan ex novias, o líderes políticos: Chris Brown luce en el cuello a una doble de Rihanna, Stallone luce con orgullo a su ex en su hombro... Maradona va más allá y se ha tatuado al Ché Guevara.