Sex symbols en horas bajas: bellezones de antaño que han descuidado su físico

CARLOS OTERO 30/03/2016 20:50

Estaban cañón y se echaron a perder. Descuidos en el estilo, kilos de más, costumbres higiénicas relajadas, adicciones, desgana… Muchos famosos que en su día protagonizaron las fantasías de medio mundo ya no son ni la sombra de fueron. No es que hayan envejecido, que también, sino que dejaron de cuidarse por dentro y por fuera.

Si últimamente te has preguntado por qué no se sabe nada de George Michael, es poque solo sale a la calle para pasear a sus perros. ¿La razón? Tiene miedo a que los paparazzi le fotografíen. La depresión que le han supuesto sus malos hábitos y su última ruptura sentimental le han convertido en otra persona: ha engordado varios kilos y se le ha puesto cara de notario.

¿Recuerdas a Jonathan Rhys Meyers? Fue el actor de moda hace algo más de diez años con papeles en películas como Velvet Goldmine, La Feria de las Vanidades o Alejandro Magno. Fue imagen de Versace y Hugo Boss pero sus problemas con el alcohol le han convertido en un excluído social: los paparazzi lo han pillado con los ojos hinchados, sucio, y una botella de vodka en la mano.

A Russel Crowe le cuesta mantener los kilos a raya. El actor neozelandés se convirtió en el hombre más deseado del mundo en Gladiator. Sin embargo su gusto por la comida hipercalórica le ha convertido en el típico obeso de la sociedad norteamericana. Una pena.

Ellas también caen en picado

Esther Cañadas sorprendió a propios y a extraños hace un tiempo cuando, tras un tiempo retirada de la escena pública, reapareció en unos juzgados con una imagen a la que no nos tenía acostumbrados. Sin maquillar y con un estilo mucho menos sofisticado la que había sido una super modelo mostró una imagen inédita.

Siempre se critica a las famosas diciendo que sin maquillar no son nada, pero en nuestras protagonistas de hoy en día la pérdida de atractivo físico nada tiene que ver con el maquillaje. Britney Spears es el mejor ejemplo: no es una cuestión de cantidad sino de calidad. Quizás sus problemas personales o las adicciones pasadas le estén pasando factura, pero sin duda ya no es la que era.

Otro caso básico es el de Lindsay Lohan. Los malos hábitos han acabado con ella hasta tal punto que con menos de 30 años tiene un cutis destrozado y una mirada carente de brillo. Ciertos retoques estéticos realizados por la desesperación para volver a ser la que un día fue han hecho el resto.