La relación de Boris Izaguirre y Tamara Falcó, en estado crítico: "No sé si estoy invitado a su boda"

Quién nos iba a decir que Boris Izaguirre, intimísimo amigo de Tamara Falcó y uno de los mayores confidentes de las habitantes de esa mansión de Puerta de Hierro que el pueblo llano conoce como Villa Meona, no sería invitado a la boda de la hija de Isabel Preysler. Un evento en el que, de haberse celebrado hace un año, el escritor habría ocupado un lugar de primer nivel.

Sin embargo, después de una fuerte desavenencia con la marquesa que aún no está resuelta, no solo parece que esto no será así. Lo más probable es que, directamente, su nombre no forme parte de esa lista de más de 400 asistentes que tanto la novia como Íñigo Onieva están terminando de perfilar.

Así lo ha expresado él mismo en unas declaraciones en plena calle que puedes ver dándole al play al vídeo que abre esta noticia. Un tenso encuentro con la prensa en el que, aunque no lo diga de forma directa ("La verdad es que no me compensa dar este tipo de declaraciones en este momento"), deja caer que su relación con la aristócrata no ha terminado de recuperarse después de aquel malentendido del que nos habló hace meses.

¿Por qué se rompió la amistad entre Tamara Falcó y Boris Izaguirre?

El encargado de contarnos por qué se había roto esta estrecha amistad fue el propio Boris. Todo partió de la polémica presencia de Tamara en un congreso en pro de la familia tradicional que se celebró en México y que contó con ella como ponente. Allí, en uno de los actos, Falcó pronunció unas declaraciones homófobas que, aunque en un primer momento no tuvieron reacción por parte de Izaguirre, sí fueron respondidas a posteriori.

Presionado por la opinión pública (y por la suya propia), el colaborador de televisión decidió que por una cuestión de coherencia debía condenar las palabras de su por entonces amiga a través de una columna en El País. A ella no le sentó nada bien. Y lo que sucedió después es historia.

Tal y como puedes ver en esta entrevista en la que le pidió perdón públicamente por este artículo, a la marquesa de Griñón no le sentó nada bien que un miembro de su entorno más cercano le pusiese contra las cuerdas. Algo que no sucedió con Juan Avellaneda, cuya postura siempre fue defenderla. De hecho, el diseñador está siendo su mano derecha en los preparativos de esa boda a la que él, evidentemente, sí que acudirá.

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