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Elvis Presley y Priscilla Beaulieu se casaron en Las Vegas el 1 de mayo de 1967. El rey del rock and roll tenía en ese momento 32 años y Priscilla 21. Se habían conocido en una fiesta en Alemania en 1959 y la diferencia de edad fue un problema evidente, ya que en ese momento Priscilla solo tenía 14 años. Aún así, su relación concluyó en boda y, a pesar de que se divorciaron cinco años después, fueron buenos amigos hasta la muerte del cantante.
Teniendo en cuenta la fama que había alcanzado Elvis en ese momento, podría haberse esperado que su boda fuera un acontecimiento social por todo lo alto. Sin embargo, la decisión de casarse en Las Vegas, con una ceremonia que solo duró ocho minutos, fue una sorpresa que cautivó a todos. Para el primer baile de los recién casados, sonó el mítico “Love Me Tender”. No hace falta decir que crearon escuela y que millones de parejas de todo el mundo se han casado recreando la boda del cantante.
Se celebró en una suite privada del hotel Aladdin, repleta de flores y velas, y fue organizada por el representante de Elvis, el Coronel Tom Parker, que gestionó todo como si se tratara de un acto de prensa. De hecho, tras la boda se ofreció una conferencia a los periodistas y se sirvió un desayuno con ostras, langosta, pollo frito, cochinillo asado y champán. Pero lo más llamativo fue la tarta nupcial, que se calcula que a día de hoy costaría 22.000 dólares.
Al enlace asistieron solo catorce personas y el único invitado famoso que asistió a la ceremonia fue el comediante Redd Foxx, que afirmaba que estar presente en la boda era lo mejor que le había pasado nunca. Pero lo que realmente llamó la atención fue que los padrinos de Elvis fueron dos miembros de la mafia de Memphis llamados Marty Lacker y Joe Esposito. Priscilla, por su parte, llegó al altar acompañada por su hermana. Tras la luna de miel, los recién casados organizaron una recepción en Graceland para celebrar la boda con todos sus conocidos.
Priscilla eligió para su boda un traje de novia que compró en secreto en los almacenes Westwood. Era un vestido blanco con perlas incrustadas y que acompañó con un espectacular velo de casi un metro de longitud. Lo aderezó con una tiara de diamantes de imitación. Elvis lucía impecable con esmoquin negro de brocado de seda que confeccionó Lambert Marks, el sastre de la productora MGM. Eso sí, no renunció a darle al look su toque personal con unas botas cowboy.