La historia de amor de Leticia Fernández de Villavicencio y Piergiacomo Agostini

La relación de la pareja está muy relacionada con Jerez de la Frontera, donde celebrarán su boda
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Junio es el mes ideal para una boda, por lo menos eso parecen pensar Leticia Fernández de Villavicencio y Piergiacomo Agostini, que el próximo día 14, una celebración que tendrá lugar en Jerez de la Frontera. La pareja planea casarse en La Ramoncita, la finca que es propiedad de los padres de él.
Ambos tienen una relación muy especial con Jerez, por lo que era lógico pensar que este era el mejor lugar para sellar su historia de amor, que comenzó hace bastante tiempo. Desde abril de 2022, viven juntos en Bergamo, junto con su mascota, un carlino llamado Manolito.
La historia de amor de Leticia Fernández de Villavicencio y Piergiacomo Agostini
Piergiacomo Agostini, al que cariñosamente llaman Jack, es hijo de Giacomo Agostini, leyenda del motociclismo, y de la jerezana María Ayuso, los orígenes familiares de Leticia también nos llevan a Jerez, por lo menos por parte de su padre.
“La primera vez que vi a Jack yo tenía 13 años, pero él ni me miró. Luego, el verano de 2019, nos encontramos en el Puerto. Yo tenía 21 y él, 24 años, había estado de Erasmus en Milán y pensaba que hablaba bien italiano, así que me acerqué a saludarlo como si ya lo conociera”, contó Leticia en la revista Vanity Fair sobre el origen de su relación con Jack. “Lo invité con sus amigos a una barbacoa en mi casa, llegaron tarde y yo pensaba que me iba a dar plantón, pero es que ¡había pinchado una rueda!”.
Esta tardanza no evitó que entre ellos surgiera la chispa. “Llegué sucio, sudado y una hora tarde”, recordaba él en la misma entrevista. “Creo que la terminé de conquistar porque le cociné una pasta para cenar”. La pareja comenzaba así una relación a distancia en la que intentaban verse todos los fines de semana. Esta situación se alargó tres años, hasta que decidieron dar el paso y comenzar a vivir juntos en Italia, una decisión que suponía un gran cambio de vida.
Tras cinco años juntos lo tuvieron claro y decidieron comprometerse, un momento único al que Jack dedicó gran atención y cuidado. Viajó a Madrid para hablar con el padre de Leticia y comentarle que quería casarse con ella. Una vez que tuvo su visto bueno, viajó de nuevo a Italia, a una joyería donde diseñó el anillo que se convertiría en el de pedida. Aprovechando una de sus habituales espadas a Cerdeña, le hizo la pregunta.
“Escondí el anillo, una botella de champán y un plato de jamón (porque ella siempre dice que el hombre de su vida tenía que conquistarla con una pata de jamón) en una moto de agua y nos fuimos a una islita virgen que hay cerca. De repente, ¡aparecí con el jamón y el anillo!”, contó Jack sobre ese momento, que fue recibido con gran entusiasmo por parte de su pareja: “Al principio me quedé en shock, pero dije que sí, ¡y me tiré al agua!”, desvelaron, divertidos, sobre ese momento mágico. Ahora podrán sellar su amor tal y como llevan soñando desde ese momento.