Así ha sido la boda de la futbolista Alba Redondo y su pareja, Cristina Monleón: sus vestidos y una tradición
Alba Redondo y Cristina Monleón se han dado el "sí, quiero" este sábado 14 de junio en Albacete un año después de su emotiva pedida de mano pública
La celebración ha reunido tanto a familiares, amigos como compañeras de equipo de la futbolista
Alba Redondo y Cristina Monleón han puesto el broche de oro a su historia de amor con una celebración que tuvo lugar el sábado 14 de junio en Albacete, coincidiendo en el mismo día la boda de Belén Ecija. La futbolista, que juega como delantera en el Real Madrid y es una de las campeonas del mundo con la selección española, y Cristina, profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Católica de Valencia, se dieron el “sí, quiero” tras tres años de relación, rodeadas de familiares, amigos y compañeras de equipo. Aunque dos días antes habían formalizado su matrimonio, la celebración fue la gran fiesta que ambas esperaban.
Su relación comenzó gracias a un mensaje de Alba por redes sociales. La jugadora, interesada en la investigación académica, contactó con Cristina, aunque el destino hizo que no se conocieran en la universidad, pese a estar vinculadas al mismo ámbito. Tras un café, su historia no dejó de crecer. En junio de 2023 decidieron vivir juntas y ese verano protagonizaron uno de los momentos más comentados del Mundial al sellar la victoria con un beso que dio la vuelta al mundo. Un año después de la romántica pedida de mano en el estadio Ciutat de València, han celebrado su boda con una ceremonia a su medida.
Así ha sido la boda de Alba y Cristina
La finca Los Prados, en Albacete, acogió una ceremonia civil oficiada por la periodista Sara Gutiérrez, que acompañó a las futbolistas durante el Mundial. Más de 200 invitados, entre los que se encontraban familiares, amistades y varias compañeras de Alba en la selección, viajaron desde distintos puntos de España y de fuera del país para compartir el momento con la pareja. La boda fue también un homenaje a Valencia y sus tradiciones, haciendo mención con carteles a las fallas.
Alba llegó a la finca en un Renault 4CV del año 1958 y Cristina lo hizo en un Mercedes de 1935, reflejo del carácter especial y cuidado de los detalles que marcó toda la jornada. La ceremonia incluyó guiños a sus vidas y tuvo un tono cercano y emotivo. La música iba de la mano de una orquesta compuesta de violines e instrumentos de cuerda. Entre los presentes también se encontraba un caballo de color blanco con el que ambas se han parado a posar en varias ocasiones. En la zona de "barra libre de arroz" se encontraban también necesidades como abanicos, sobreros o gafas de sol en forma de corazón para que los invitados pudieran esconderse un poco del sol.
Las flores elegidas fueron de temporada, con ramos confeccionados con peonías, dalias y escabiosa, acompañadas de relleno silvestre. Ambos ramos iban sujetos con una cinta bordada a mano, un regalo familiar. Sin velo, las novias optaron por cumplir con la tradición de llevar algo nuevo, algo viejo y algo azul. Los vestidos fueron lo nuevo, los pendientes antiguos de sus madres y abuelas representaron lo viejo.
Sus vestidos de novia estilo bohemio
Las dos novias confiaron en la firma Immaclé Novias. Alba eligió un diseño largo de blonda con cuello a la caja, espalda al aire con lazo y mangas acabadas en lágrima. Cristina optó por un vestido de tul con bordados florales, escote en V y espalda adornada con una lazada. Ambas llevaban zapatos de Pedro del Hierro.
En cuanto al peinado y maquillaje, Alba apostó por una trenza con coleta alta que combinaba estructura y movimiento. Cristina eligió un semirrecogido con trenzas y ondas naturales. Los maquillajes fueron discretos y luminosos, en sintonía con el aire fresco y natural que quiso dar la pareja a su gran día.