Este sábado, 1 de octubre el Palacio de Liria será el telón de fondo de una boda que reunirá a toda la aristocracia del país. Luis Martínez de Irujo, duque de Aliaga y nieto mayor de la duquesa de Alba, se casa con Adriana Marín Huarte. Luis es el gran desconocido de la casa de Alba y siempre se ha mantenido en un segundo plano; de hecho, su relación con Adriana se conoció a raíz del anuncio de la boda. Una pareja de lo más discreta que huye de los focos y se da el ‘sí quiero’ después de más de seis años de relación, según informa una amiga íntima. Es la primera boda que tiene lugar en la familia desde el fallecimiento de la duquesa de Alba.
Si es complicado encontrar una foto de la pareja, saber detalles del enlace es casi misión imposible, pero algunas fuentes cercanas a la organización y a la pareja han desvelado algunos datos a Vanity Fair. 530 invitados se reunirán en el Palacio de Liria donde el sacerdote que casó a la duquesa de Alba y a Alfonso Díez oficiará la ceremonia.
El convite se realizará en los jardines del Palacio, donde se servirá un cocktail con aperitivos fríos y calientes. Se desconoce el menú completo, pero el postre será una tarta árabe. La decoracón es obra de Javier Varela, quien también se encargó de decorar la boda del hermano de Luis, Javier Martínez de Irujo, con Inés Domecq. ”La capilla va estar decorada fundamentalmente con flores blancas, mientras que la decoración de las pérgolas y mesas del convite estarán inspiradas en el propio jardín del Palacio de Liria, a modo de pequeñas reproducciones. Muy sobria y todo en tonos verdes", explica una fuente cercana a la organización.
El entorno de la pareja le describe como "un chico extremadamente discreto que huye de su apellido. Siempre se presenta como Luis Martínez a secas" y a ella como "una chica normal, simpatiquísima, encantadora y muy amiga de sus amigos. Se llevan fenomenal y están ilusionadísimos con la boda. Ellos mismos se están encargando personalmente de todos los preparativos". Además Vanitatis ha descubierto la lista de bodas y entre los regalos a escoger aparecen: un salto en paracaídas, un curso de comida japonesa, una noche en la ópera o un curso de inciación al kitesurf. Ideas originales, más enfocadas al ocio, que a amueblar la casa, aunque claro, el clásico televisor no podía faltar.
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