Flores moradas, cristales de Swarovski y 200 invitados: así fue la boda de la princesa Marta Luisa de Noruega y Ari Behn

La historia de amor de Marta Luisa de Noruega y Ari Behn tenía todo para ser un cuento de hadas, y durante un tiempo así fue. Sin embargo, la pareja acababa separando sus caminos en 2016 y el excéntrico escritor se quitaría la vida tres años más tarde, sumiendo a sus seres queridos en una gran tristeza, sobre todo a sus tres hijas: Maud Angélica, Leah Isidora y Emma Tallulah

Fue en 2001 cuando aparecieron las primeras imágenes de la princesa y el escritor, un joven que nunca contó con el beneplácito de sus suegros y que tampoco quiso encajar en la imagen que se espera de alguien que se casa con un miembro de la familia real. 

Marta Luisa tampoco es una princesa al uso, ella busca su felicidad y, aunque siempre se ha mostrado dispuesta a apoyar a su familia, no teme renunciar a su papel en la monarquía si es el requisito para vivir su amor. Junto a Ari Behn parecía haberlo encontrado. 

Pasaron quince años casados, aunque los últimos era evidente que hacían vidas separadas, porque su relación era abierta, decía él y ella callaba. En 2016 todo saltó por los aires y la pareja se separaba. 

En mayo de 2019, se confirmaba la relación de Marta Luisa con el chamán estadounidense Durek Verrett, quien fue fundamental para superar la muerte de Ari Behn (que tuvo lugar en diciembre de ese mismo año) y con quien planea casarse en agosto de 2024.

La boda de la princesa Marta Luisa de Noruega y Ari Behn

El 24 de mayo de 2002 la pareja se juraba amor eterno en la villa de Trondheim, que vistieron de flores moradas y rosas. Fue un día feliz para la pareja, que se dedicó bellas palabras y que contó con la aprobación de los padres de Marta Luisa, aunque en las palabras del rey Harald se apreció cierta resignación: “Lo más importante es que tú eres el que hace feliz a Marta”

Se habían conocido gracias a la madre de Ari Behn, profesora de fisioterapia que había dado clases a Marta Luisa en la Universidad de Oslo. 

Ari Behn no podía estar más elegante con su frac en la catedral de Nidaros y ante doscientos invitados, esperando a que llegara la novia, quien no defraudó y lució un conjunto de dos piezas, vestido y chaqueta en color marfil. El vestido era sencillo, de crepé de seda color beis y sin mangas, de la diseñadora Anna Bratland. 

El abrigo, por su parte, llevaba la firma de Wenche Lyche y estaba elaborado en satén, adornado con cuentas de cristal Swarovski y con un diseño en las mangas farol que recordaba al vestido que había llevado su madre en su boda, un homenaje a la reina Sonia, según recogieron los medios de la época. 

La novia lució una gran cola, de unos tres metros de largo, y completó el look con un largo velo, que sujetó con una tiara de diamantes y perlas que había pertenecido a la reina Maud, abuela del rey Harald. 

Cuando el matrimonio llegó a su fin, la pareja lo anunció con gran tristeza, un sentimiento que también mostraron los reyes, a pesar de la opinión que siempre habían mantenido con su yerno: “Son muchas personas las que se ven afectadas cuando se disuelve un matrimonio. Resulta doloroso y triste. Estamos encantados con Ari y muy agradecidos por la convivencia de todos estos años. Nuestro deseo es mantener una buena relación con él en el futuro”.