Casas RealesTras la solemne entrega de los premios Nobel, cada 10 de diciembre Estocolmo acoge una cena de gala en la que se agasaja a los invitados, que comparten mesa con los miembros de la casa real de Suecia. Este 2025, el banquete ha reunido a 1.300 invitados que han disfrutado de un cubierto valorado en 450 euros. Se trata de una cena en la que cada detalle está pensado al milímetro, desde la disposición de los invitados, hasta la decoración de las mesas, pasando por los looks y las joyas que lucen las reinas y princesas. El 10 de diciembre es la gran noche del glamur en Estocolmo y se sacan del joyero las grandes tiaras, además, su vestuario nos ha dejado alguna que otra curiosidad digna de comentar.
Todo lo que ocurre dentro del Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo, donde tiene lugar la cena está más que pensado. La entrada de los reyes de Suecia, que presiden la ceremonia, acompañados por los príncipes herederos Victoria y Daniel, se anuncia al son de órgano y trompetas y tras esta comitiva real, todos los invitados recorren la estancia donde se distribuyen 60 mesas.
Los invitados se disponen en largas mesas que se visten con 470 metros de lino, se utilizan 7.000 piezas de porcelana, 5.000 vasos y 10.000 cubiertos de plata. La reina de todas las piezas es la vajilla, diseñada en 1991 por Karin Björquist para celebrar el 90 aniversario de estos premios. Con esta misma ocasion Gunna Cyrén diseño la copa Nobel Wine, con la que cada edición desde entonces brindan los invitados.
Una de las invitadas, fue la canciller alemana Angela Merkel, que en la mesa estuvo rodeada por dos de los galardonados, el premio Nobel en Literatura László Krasznahorkai, y el premio Noble en Economía, Peter Howitt. Los tres mantuvieron una conversación muy animada durante toda la cena.
El príncipe acudió sin la compañía de su esposa, a la que casa real disculpó ya que se encontraba cuidando de su hija Ines, de 10 meses. Es habitual que en estas ceremonias los matrimonios se sienten separados, aunque acudan juntos. En este caso, Carlos Felipe compartió mesa con Margalit Mokyr, esposa de Joel Mokyr, quien ganó la mitad del Nobel de Economía este 2025, junto a Philippe Aghion y Peter Howitt por su investigación sobre cómo la innovación impulsa el crecimiento económico sostenido.
Una de las anécdotas de la noche la dejaron la princesa Victoria de Suecia y el premio Nobel de Química 2025, Omar M. Yaghi - compartido con Susumu Kitagawa y Richard Robson-. Durante toda la velada compartieron una intensa conversación que la hija de los reyes acompañó de expresivos gestos, con sus rostro e incluso con sus brazos para señalar ciertas cosas en momentos determinados.
No es la primera vez que lo hace y ya se ha convertido en parte de su sello estilístico. Y es que la princesa heredera volvió a rescatar otro vestido de su madre, la reina Silvia, algo que ya ha hecho en anteriores ceremonias. Esta vez apostó por un diseño de Jacques Zehnder que la reina Silvia estreno en los mismos premios en 1994. Se trata de un vestido blanco con una voluminosa falda y un original escote palabra de honor.
Si las princesas han optado por atuendos impresionantes, no ha sido menos especial la elección de la reina, que se ha decantando por un vestido en oro amarillo que no es la primera vez que luce. Y es que este es un diseño que estrenó en la cena de gala que conmemoraba el Jubileo de Oro de su marido, Carlos Gustavo.
La princesa, establecida en Suecia, tras muchos años viviendo en Miami, escogía una de las tiaras más impresionantes de la noche. Setrata de la diadema Kokoshnik, en la que destacan grandes aguamarinas ovaladas que se engarzan en una estructura de platino y diamantes. La pieza destaca sobre su cabello rubio que ha llevado peinado en un semirrecogido.
En el caso de la princesa heredera el protagonismo se lo ha llevado el vestido, sin embargo, cabe destacar también la elección de su tiara. Se trata de la llamada tiara Baden, creada en su momento con forma de collar. Fue la princesa de Baden quien la transformó en diadema, una de las piezas que más veces ha usado la princesa Victoria.
Más allá de su tiara, la hermana de la princesa heredera deslumbró con un atuendo que se enmarca en el concepto más clásico de princesa. Un vestido que bien podría haber llevado Elsa en alguna de las películas de 'Frozen'. Se trata de un diseño de tul decorado con detalles brillantes que se acompaña por una capa sobre los hombros.
El rey de Suecia estuvo acompañado en la velada por la presidenta de la Fundación Nobel, Astrid Söderbergh Widding, que apostó por un vestido azul tornasolado acompañado de una condecoración.
