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La atención de Reino Unido recaía sobre ella. Desde Windsor, el búnker en el que está recluida desde que el coronavirus dio sus primeros coletazos, Isabel II ha vuelto a dar un discurso histórico. Y utilizamos este termino porque, a sus 93 años, es la cuarta vez que la reina de Inglaterra se ve en esta tesitura.
Cada ocasión ha tenido su aquel. Una guerra, la muerte de la reina madre, un escándalo mediático y, esta vez, una pandemia mundial. Cuatro intervenciones repartidas en ochenta años de reinado a las que ha hecho más de un guiño en la que podría ser su última aparición televisiva de este calibre.
Hagamos memoria. La primera vez que Isabel II se dirigió a su pueblo a través de sus pantallas fue en 1991, en plena Guerra del Golfo. Irak acababa de invadir Kuwait, no eran momentos fáciles para las tropas británicas, de ahí que su majestad quisiese mandar su apoyo a todos los implicados en esta contienda.
Este momento, que marcó un hito en su etapa como reina, recordó a muchos al famoso ‘discurso del rey’ Jorge VI al arrancar la Segunda Guerra Mundial. Sus problemas de dicción hicieron de esta alocución un reto para el soberano, que aquel 3 de septiembre de 1939 pidió a la nación que “se mantuvieran firmes ante los oscuros días venideros”. Unas palabras muy parecidas a las pronunciadas por su hija en plena crisis por el COVID-19.
Pero volvamos a Isabel. Seis años después de su debut en estos lares, un accidente de tráfico conmocionó al mundo. Lady Di acababa de fallecer en extrañas circunstancias en el parisino Túnel de l’Alma. Y el mutismo de su exsuegra, con la que la princesa de Gales nunca tuvo buena relación, revolvió al pueblo británico.
Necesitaban escuchar a su reina. Y con la gente agolpada a las puertas del Palacio de Buckingham, Isabel II volvió a dirigirse a la nación. De luto, con la glorieta del Victoria Memorial abarrotada de gente que lloraba la muerte de Diana, el silencio de su majestad, por fin, se rompió. “La admiré y respeté por su energía y compromiso con el prójimo, pero especialmente por su dedicación por sus dos hijos”, manifestó minutos antes de salir de palacio, mezclarse con los allí presentes y depositar un ramo de flores en el altar dedicado a la que fue su nuera.
Pasaron otros siete años hasta que la reina de Inglaterra volvió a hacer historia, esta vez por la muerte de su madre. Isabel Bowes-Lyon, reina madre y esposa de Jorge VI, fue la sombra de su hija hasta que falleció a los 101 años. Isabel II creyó que merecía un adiós en condiciones. A través de sus palabras aseguró estar profundamente "conmovida" por el afecto que habían demostrado a su "querida madre".
Y de aquí ya viajamos hasta este domingo, momento en el que ha pronunciado su cuarto discurso en lo que lleva de reinado. Cada Navidad se dirige a los británicos para hacer balance del año, pero estas cuatro ocasiones son excepcionales.
De verde, con un broche esmeralda a juego y un collar de perlas, Isabel II se ha sumado así al resto de monarcas europeos que han pronunciado unas palabras en plena crisis del coronavirus. “Aunque nos hemos enfrentado a grandes retos antes, este es diferente”, ha apuntando, apelando a la “autodisciplina” de los ciudadanos para “volver a encontrarnos” lo antes posible.