10 frases bomba de las memorias de Lucía Rivera: maltrato, trastornos, fama, vicios y la adopción de Cayetano

Pocas personas pueden escribir su propia biografía con 24 años recién cumplidos. Especialmente si quiere que esas memorias tengan suficiente contenido como para merecer ser publicadas. Pero el caso de Lucía Rivera es una excepción. Basta con echar un vistazo rápido a los capítulos que conforman 'Nada es lo que parece' para entender los grandes temas que han marcado su breve pero intensa trayectoria vital

El miedo, el acoso, el maltrato, el bullying, los vicios, la fama o la reconstrucción son conceptos que sobrevuelan este libro que firma la hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera. Ese que, según la autora, te hará u odiarla o querer abrazarla. Por eso es necesario filtrar.

Una de las grandes revelaciones de las 200 páginas que construyen estas memorias es la mala relación entre la joven modelo y su ya exmadrastra, Eva González. Esa de la que reclama no haber recibido "ni una migaja de cariño" y a la que achaca muchos de las tensiones que tuvo con su padre en el pasado. Pero hay mucho más a desentrañar.

Desgranamos las memorias de la hija de Cayetano Rivera y Blanca Romero

1. Una infancia teniendo que justificar el "gusto por la polémica" de su familia

"Ser 'hija de' puede ser una suerte y una carga al mismo tiempo, sobre todo si sigues los pasos de uno de tus progenitores y eres reconocida. No solo parece que eres un enchufado, sino que además debes demostrar que eres capaz de hacerlo todo perfecto. He dejado de hacer muchas cosas porque, ante el alto porcentaje que existe de que algo salga mal, temo el juicio y el disgusto de quienes me observan y esperan el momento de despellejarme".

2. Su encuentro con su padre biológico, un "villano" del que tuvo que huir

"Mi padre no había venido a conocerme... El villano había venido a extorsionar a mi madre y a pedirle dinero a cambio de unos vídeos de cuando era una niña y mantenían relaciones. Fue un encuentro desafortunado y me dio pena que le pasara eso a mi madre, porque yo lo había puesto como un superhéroe. Creo que a toda la gente adoptada le pasa más o menos lo mismo".

3. La adopción de Cayetano y su posterior relación

"Al poco llegó C., de quien creí que llevaba sus genes hasta que tuve siete años. Mi madre y C. se enamoraron, se casaron por todo lo alto y, cuando yo tenía dos años, él decidió adoptarme. Creo que en mi familia aquello no gustó demasiado, supongo que porque temían que pudiera llevarme con él si las cosas no salían bien. Pero así fue, me adoptó y se convirtió en mi referencia paternal"..

4. Eva González y su visible poco aprecio por Lucía

"Sé que al principio y a su manera, mi padre luchó por mí. Y como era de esperar, rehízo su vida con una mujer, quien, al principio, para mi disgusto, solo disimuló su desagrado hacia mí".

5. Su primer contacto con el maltrato

"Los abusos-psicológicos. que sufrí en mi primera relación acabaron siendo físicos en la segunda. Ahora me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes".

6. Los episodios de violencia de los que fue víctima

"Sentía una especia de muerte dentro de mí, tenía moratones hasta en las orejas y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales".

7. La relación con su cuerpo

"Desde pequeña sufrí un complejo horrible por mi cuerpo. Me ponía un pantalón sobre otro para engañar y fingir más culo. Me obligaba a comer para engordar, tener curvas y sentirme sexy como las demás, porque mi delgadez era objeto de burla".

8. Su trastorno de la alimentación

"Apenas comía y, cuando ya no podía soportar el hambre, engullía comida basura o arrasaba con la nevera. Después me ponía una faja y hacía deporte horas, con culpabilidad, para quemarlo".

9. Las drogas, un tema tabú en el mundo de la moda

"-¿Tú te drogas, Lucía?

-La verdad que he probado cosas -contesté-. Pero no me gusta. No me gusta la parte que sacan de mí.

-Qué pena, a mí me encantan las niñas que se drogan.

(...)

La frase de Jorge retumbó en mi cabeza durante un tiempo. Yo tenía veinte años, era muy joven, pero ¿y si no hubiera vivido lo que había vivido? ¿Y si le hubiera hecho caso? ¿Y si en lugar de veinte hubiera tenido quince años, como cuando empecé?".

10. Aprender de sí misma para avanzar

"Ne acepté y empecé a tratarme con la misma compasión que trataba a los demás. La soledad empezó a doler menos, porque entendí que estaba a salvo. Estaba conmigo. Le di la bienvenida a mis miedos y descubrí lo que realmente me importaba".