Cómic, humor y amor: así es Pedrita Parker y así ilustra 'Esa cosa (extraña) llamada amor'

Irene Nadal 11/03/2015 18:09

¿Cómo es la La 'Reina Pecas' y por qué su visión del amor y el desamor engancha tanto con las mujeres de tu generación?

Surgió de una mala época en realidad: no encontraba trabajo, tuve una operación bastante 'chunga' donde casi pierdo un riñón y fue como... ¿qué hago? Creé este personaje que era básicamente yo en mi sofá, con una corona que me regalaron mis colegas esas navidades y mi pijama. Y escribí "Cuantas más piedras encuentre en mi camino, más grande construiré mi castillo", que es como una forma de decir que de 'tó' se sale y que no pasa 'ná', que ya nos apañaremos para que salgan bien las cosas. Y bueno, se viralizó. Y 'Pecas' es porque mi marido me dice así. (ríe).

¿A quién va dirigido? ¿A las abandonadas por Cupido?

Pues yo creo que tanto el público a partir de 7 años como el adulto puede disfrutarlo, aunque gusto más a la gente de mi generación, de 30 para arriba. He intentado hacerlo lo menos cursi posible. Mi editora me dijo ‘del amor al humor sólo hay dos letras’, y creo que eso es lo que he intentado, que te puedas reir incluso si te acaban de dejar. Todo tiene su lado bueno, siempre te puedas ir de compras con tus amigas para que te animen o comprarte una tableta de chocolate, que también está muy bien. Que cada fase tiene sus cosas.

Porque, ¿qué es al amor para alguien que lo ilustra y lo convierte en un libro?

El amor es una de las cosas más importantes de la vida. En la portada, que está llena de corazones, hay un cerebro abajo que mira con enfado y yo siempre digo que soy él, como 'ay por favor, ¿en serio tanto corazón?'. Pero el amor es imprescindible, es lo que mueve toda mi carrera.

Licenciada en periodismo, animación 3D, pintabas cristaleras de bares... ¿Cómo acabaste en EEUU?

Estaba de prácticas de periodista de televisión, radio, redacción y fotógrafía en España y me aburria. Nadie me quería contratar, eso no iba a ningún lado así que me apunté a un doctorado y descubrí que podía irme con una beca al extranjero por dos años. Me fui a EEUU e hice otro máster que compaginaba con el que estaba haciendo en España. Terminé mi tesis y daba clases en la universidad de allí como profesor asistente. Al final estuve tres años y eso molaba un montón.

¿Tú de pequeña querías dedicarte a esto?

Sí, me encantaba dibujar. Mis padres tenían un restaurante y en las mesas tenían mantelitos de papel. Yo dibujaba 'calimeros' y los vendía a 5 duros. Lo que pasa que creces y dices, 'Jolin, dibujando no te vas a ganar la vida'. Entonces se te pasa por la cabeza 'voy a ser periodista, que es mucho más práctico, ¿no?'. Pero como periodista nunca conseguí encontrar trabajo. Y es curioso como vuelves siempre a los orígenes sin querer. Empecé con esto, lo taché porque quería hacer lo otro, lo volví a tachar... y te encuentras que has vuelto a lo primero y dices: " Si esto es lo que yo quería desde el principio". Yo quería contar algo a los demás, enseñar algo a alguien, entrevistar, y la ilustración me permite todo eso.

Aunque lo presentas como una historia de ciencia-ficción, ¿te has visto identificada en algún momento con la historia que cuentas?

La etapa de 'cuestión de química' es justo en la que yo estoy. Yo tengo una vida bastante feliz en pareja (ríe). Pero... es curioso cómo los chicos que vienen a que les firme el libro, -normalmente sólo son chicas- me dicen: 'Por cierto... la viñeta donde le mete el dedo en la oreja, desde que la leyó no deja de hacérmelo a mí'. Y pienso, 'Dios mio, estoy creando una banda de monstruitas que están torturando a sus parejas como yo torturo a la mía'. Aprovecho la oportunidad para disculparme en público ante todos los hombres. (ríe)

Has colaborado recientemente con 'Moderna de Pueblo', ¿cómo ha sido la experiencia?

Con Raquel ha sido brutal. Siempre hablo bien de ella y me ha prohibido que la pelotee. Es una persona a la que yo admiraba y seguía antes de que todo esto empezara. Se ha portado genial desde el primer momento, y es que entre las ilustradoras hay muy buen rollo, nos ayudamos, nos aconsejamos. Con ella no hay rivalidad ninguna porque creo que una persona que se ha comprado un cómic de 'Moderna' se puede comprar uno mío.

Háblanos de esta nueva 'generación de comiqueras' a la que ya perteneces

Sara Herranz, Lyona, Ana Oncina, Quan Zhou, Moderna, Paula Bonet,... Forman el 'boom' -si se puede llamar así- de mujeres que cuentan historias con su propio estilo ¡Esto va rapidísimo! Yo creo que lo que está triunfando es la naturalidad. Yo hablo de las relaciones de pareja, de la mujer en la edad de los 30, de las mollas que me salen en la barriga, de las arrugas cuando me río,... Son historias que todos podemos contar pero cada una de distinta manera. Y al final todos tienen un toque optimista y natural, que es lo que queremos transmitir para que la gente se sienta identificada. Creo que esa es la clave, posiblemente si tanta gente no se hubiera sentido así con la primera viñeta que publiqué, ahora no estaríamos tú y yo aquí hablando.

Las redes sociales están ayudando a presentar al público el trabajo de gente que de otra manera sería desconocido. ¿De qué manera te están ayudando a ti?

Tienes que estar ahí, tienes que publicar, es una herramienta de trabajo más. A mi me gusta mucho publicar la viñeta, que la gente comente y yo contestarle. Y que me digan 'a mi también me ha pasado de esta manera' y al final surgen ideas nuevas de los propios comentarios de la gente en redes sociales. También me impacta por ejemplo que en mi pueblo, que es de cuatro cuatro gatos, ya empiecen a conocerme, '¿la hija de Encarnita que hace?'. La verdad es que es muy bonito, ahora mismo estoy abrumada pero a la misma vez super feliz porque trabajo en lo que me gusta y me gusta lo que hago.

Y cada vez va a más...

(Ríe) Uy uy, calla… Me da miedo, ¿eh? Tengo mucho vértigo. Porque está yendo muy rápido todo, no estoy acostumbrada a que la gente me diga si puede hacerse una foto conmigo, o las firmas de libros. Cuando me viene la gente con los ojos iluminados diciéndome ‘Me encanta’ yo pienso pero que soy una pringá y que le voy a estropear el libro con mi firma. (ríe).

¿Crees que los sueños se hacen realidad?

Absolutamente. Todos los días tienes algo por lo que no rendirte, algo por lo que echarle huevos y seguir. Hay días que yo me he levantado reventada pero te sientas delante del ordenador, lees dos comentarios y se te quita todo. Para mi ese es mi sueño, nunca pensé que me dedicaría a lo que quiero o que me pidieran un autógrafo por mi trabajo.

¿Con que sueña ahora Pedrita?

Con sentir esto toda mi vida, que esto no acabe nunca. Que no sea un 'boom', dedicarme a lo que me gusta siempre. Trabajar para el extranjero, publicidad,... Ahora voy a empezar a hacerlo con 'Aquarius'. Pero ojalá dure siempre, si consigo eso, no me hace falta ser millonaria ni una casa más grande. Para ser feliz no hace falta mucho más. Estoy ya con el segundo libro de Pedrita, va sobre el karma, y será algo más gamberrillo.